Para evitar estos acelerados ritmos de vida, en los que caemos sin ni siquiera darnos cuenta, es recomendable seguir una serie de consejos que, desde postulados científicamente comprobados, nos invitan a tomarnos las cosas con más calma y disfrutar de ese tiempo libre que nos negamos a nosotros mismos.
Evita las multitareas
Fragmentar el tiempo por tareas es mucho más útil y rápido que tratar de hacerlo todo al mismo tiempo. Las nuevas tecnologías nos han empujado a trabajar en formato multitarea, por ejemplo, consultar el correo electrónico al tiempo que realizamos un informe y hacemos la compra por internet. Una práctica cada vez más común que, según John Robinson, el apodado ‘sociólogo del tiempo’ no hace más que aumentar nuestro agotamiento mental y hacernos sentir más agobiados de lo que estaríamos si fragmentásemos las tareas.
“Estar pasando constantemente de una tarea a otra genera una sensación de falta de tiempo y de presión que al final hace que nos derrumbemos”, asegura Robinson. Además, la multitarea provoca que seamos menos eficientes y que presentemos peores resultados, pues se degrada nuestra capacidad de atención y concentración.
Organízate y realiza una lista de tareas pendientes
Uno de los primeros pasos para sentirnos menos agobiados con lo que tenemos que hacer es realizar una lista de tareas pendientes y clasificarlas en base a su grado de prioridad. El simple hecho de organizarnos disminuye nuestras preocupaciones. Por otra parte, al plasmar en la agenda todo lo que tenemos que hacer y el tiempo que dedicaremos a cada cosa nuestro cerebro gastará menos energía en recordarlo a cada instante y lograremos estar más relajados.
Por otra parte no podemos ser demasiado ambiciosos y pensar que podemos hacer todo y ya. Siempre hay prioridades y debemos ser conscientes de que el tiempo es limitado. Céntrate en lo importante y hazlo lo mejor que puedas.
Crea rutinas de trabajo sólidas
Cuanto mayor hábito de trabajo tengamos menos nos costará hacer las cosas y menos agobiados nos sentiremos. Con el tiempo, lograremos que para realizar ciertas tareas cotidianas apenas necesitemos fuerza de voluntad, pues las haremos de manera casi intuitiva gastando mucha menos energía y tiempo en ellas.
Respeta los tiempos necesarios de descanso
Para rendir al máximo hay que respetar los ciclos de descanso, ya sea durante la noche durmiendo las horas necesarias, o durante el día tomándonos un pequeño respiro cada ciertas horas. De lo contrario, si no descansamos lo suficiente o nos enfrascamos durante varias horas seguidas en una misma tarea, sólo lograremos distraernos con más frecuencia, ser menos eficientes y bajar la guardia. En definitiva, una pérdida de tiempo.
Identifica tus horas pico y aprovéchalas
Cada persona tiene diferentes ritmos y si algunos encuentran su momento de mayor productividad a primera hora de la mañana, para otros este momento pico es por la noche. Planificar nuestro tiempo en base a las horas pico o valle es una forma de racionalizar y aprovechar el tiempode la mejor forma posible. De este modo, sabremos cuándo realizar las tareas que requieran una mayor concentración y cuándo hacer aquellas más monótonas o automáticas.
No retrases constantemente las decisiones difíciles
En ocasiones nos atascamos en un problema o decisión difícil de tomar y volvemos una y otra vez sobre ella sin lograr avanzar. Un quebradero de cabeza por algo que, si bien necesita su tiempo de meditación, no solucionaremos volviendo sobre él una y otra vez. Tómate el tiempo que sea necesario, pero decídete sobre lo que hacer.
Oblígate a tener tiempo de ocio, como meta o recompensa
Tener tiempo libre no significa no hacer nada, sino destinar esos momentos a nuestras aficiones o a tareas que realmente nos satisfagan. Una forma de sobrellevar el día a día de la mejor forma posible es poniéndose metas y regalándose recompensas a uno mismo por el trabajo realizado.