Concretamente estaban en el segundo piso. Los sujetadores medievales se parecen a los modernos en que tienen dos copas y elementos decorativos, como lazos, que no son visibles bajo la ropa. Incluso uno de ellos recuerda a un corsé, porque un trozo de tela se extiende por el torso, más abajo del pecho.
Estas prendas íntimas aparecieron junto a otros 2.700 fragmentos textiles durante las investigaciones arqueológicas que un equipo de la Universidad de Insbruck realiza en el castillo desde 2008. La prueba del carbono 14 a la que han sido sometidas las sitúan en el siglo XV, concretamente entre los años 1.440 y 1.485.
Existen diferentes teorías sobre quién inventó el sujetador. Algunas de las más extendidas conceden su autoría a la corsetera francesa Herminie Cadolle a finales del siglo XIX y su patente a Mary Phelps Jacob, que la sacó en 1913. Aunque esta última se disputa la patente con Sigmund Lindauer, que procedía de una familia alemana de corseteros, y también había patentado una versión elástica en 1913.
Los escritos medievales se refieren a las prendas que cubrían los senos de forma vaga calificándolas de "bolsas para los pechos" o "camisas con bolsas".