«Estó causó más impacto en mi vida que cuando perdí la capacidad de usar mis piernas», ha dicho el afectado a la agencia canadiense QMI. Según ha declarado, la operación le impidió tener sexo y su matrimonio acabó arruinándose.
Según su versión una enfermera miró la herida pero no la examinó físicamente, lo que llevó a un médico a subestimar la gravedad de la lesión cuando en realidad su pene estaba fracturado.
Este mismo año, un hombre que tenía que someterse a un procedimiento urológico acabó sufriendo una operación de vasectomía. Hace unos meses, una mujer a la que se le iba a extirpar el apéndice acabo perdiendo una de sus trompas de Falopio.
Según publicó el «Telegraph» al menos 150 pacientes han sufrido de «operaciones chapuceras» en los últimos seis meses, según las estadísticas oficiales.
ABC