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Domingo, 27 Julio 2014 20:39

El país que necesita, con urgencia, letrinas Destacado

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Más de 1,000 millones de personas en el mundo defecan al aire libre (Ajay Tallam - Flickr)

Un hombre oculto en la maleza consulta su teléfono móvil, mientras excreta sobre la hierba. Esa paradójica imagen resume uno de los graves problemas que enfrenta hoy la India, un país donde el desarrollo económico no ha bastado para erradicar algunos atavismos. Más que letrinas, la nación asiática necesita una profunda transformación cultural que la borre del vergonzoso mapa de la defecación al aire libre.

 

Cerca de la mitad de los indios evacúa los residuos del metabolismo entre los arbustos, junto a las líneas férreas, en cursos de agua o en cualquier otro sitio disponible. De acuerdo con investigaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, en las zonas rurales esa proporción se eleva a 65 por ciento. Esa exposición cotidiana a las heces fecales, que contaminan las aguas subterráneas y los cultivos, multiplica las enfermedades. La falta de privacidad amenaza también a millones de mujeres, víctimas de la violencia sexual por no tener servicio sanitario en casa.

El llamado de la naturaleza

Los expertos en el tema coinciden en un punto: la construcción de retretes no modificará por arte de magia una tradición ancestral.

Las Leyes de Manu, uno de los textos sagrados de los hindúes, escrito hace más de 2,000 años, ordena la defecación al aire libre para evitar que los rituales hogareños sean ensuciados por las impurezas del cuerpo. El sistema de castas de la India establece, además, que los llamados intocables (dalits o parias), el estrato social más bajo, se encarguen de limpiar los desechos humanos.

Estudios recientes en el norte de la India, citados por The Economist, han revelado que los hombres consideran las letrinas como instalaciones para mujeres y ancianos. Aunque el gobierno central ha invertido millones de dólares en programas para estimular la construcción de instalaciones sanitarias, muchos beneficiados convierten las nuevas piezas en almacenes o habitaciones.

“Construir baños no resolverá el problema, porque la defecación al aire libre es una práctica adquirida desde la infancia, cuando los niños aprenden a caminar”, señaló Sue Coates, jefa del programa Wash de la Unicef, en declaraciones a la cadena británica BBC. “Cuando se crece en un lugar donde todos lo hacen, incluso si después hay acceso a saneamiento adecuado, las personas mantendrán esa costumbre”, afirmó.

Las autoridades indias se han propuesto reducir al mínimo el poco higiénico hábito para 2019. “Retretes primero, templos después”, propuso el actual primer ministro Narendra Modi durante la reciente campaña electoral. Pero si Delhi quiere imponer su voluntad política al resto del país, antes deberá convencer a más de 600 millones de indios que evacuar el vientre en cualquier sitio provoca enfermedades devastadoras para la infancia y amenaza la seguridad de las mujeres.

Mujeres y niños, las víctimas de una tradición

Más de 700,000 niños mueren cada año en el mundo a causa de enfermedades transmitidas por las heces fecales, 200,000 de ellos en la India. Cuando se suman los pequeños fallecidos por falta de acceso al agua, instalaciones sanitarias adecuadas y mejores prácticas de higiene, la cifra ronda los dos millones.

La situación de las mujeres indias es aún peor. Unas 300 millones de niñas, adultas y ancianas de ese país asiático se exponen cada día a ser atacadas, cuando se internan en la maleza para defecar temprano en la mañana o en las noches. Las bandas las observan sin recato, las ofenden de palabra y pueden llegar a apedrearlas o apuñalarlas. En casos extremos, como el de dos adolescentes del estado de Uttar Pradesh en mayo pasado, las víctimas son violadas y luego asesinadas. En esa región el 95 por ciento de los incidentes de agresiones sexuales ocurren antes o después de la defecación al aire libre.   

La India encabeza la lista de países donde millones de personas acuden al llamado de la naturaleza, literalmente, para evacuar el vientre. En el top cinco aparecen también Indonesia, Pakistán, Etiopía y Nigeria. Algunas naciones como Vietnam y Bangladesh han logrado reducir al mínimo esa práctica en apenas dos décadas, gracias a fuertes campañas que relacionan los nuevos retretes con beneficios para la salud y la economía de las familias más pobres.

 

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