Señor Doctor o Señor Ingeniero. Es así como se tratan a los licenciados en Portugal. A día de hoy siguen siendo muy importantes los títulos académicos para dirigirse a las personas. El grado académico de Doctor es el más elevado de los sistemas de enseñanza superior que se obtiene generalmente después de realizar un doctorado. Sin embargo, el término se utiliza genéricamente para el tratamiento de los licenciados en muchas áreas.
Cuando se escribe la abreviatura Dr. o Dra. se refiere a los licenciados y el profesor doctor (Prof.Dr.) tiene un doctorado y es profesor en la universidad. Si es un investigador del doctorado no se usa abreviatura, es el Doutor, diferente al Doctor (médico). Y también están los licenciados en ciencias, los Ingenieros. Cuidado si te equivocas….hay muchos que se ofenden.
Para los extranjeros resulta difícil acostumbrarse a este exceso de formalismo, sobre todo a los españoles, tan acostumbrados al tuteo. Poco a poco, sobre todo en las generaciones más jóvenes, se intenta no dar tanta importancia a la forma de dirigirse a las personas pero es algo muy arraigado en las costumbres del país.
En las tarjetas de crédito, por ejemplo, indican si su titular es Dr. o Eng. (abreviatura de ingeniero en portugués), en las cartas siempre se acompaña el nombre de la persona con su respectivo título si lo tiene, y sobre todo cuando se llama al trabajo para hablar con una determinada persona la secretaria se molesta mucho si para hablar con el Sr. Pérez, por ejemplo, no se pregunta por el Sr. Dr. Pérez.
Nos guste o no, los títulos académicos tienen mucha importancia en Portugal algo que acaba por distinguir aún más a las clases altas de las bajas, en un país en el que la clase media es bastante reducida. Aumentan los argumentos de autoridad entre los que tienen y no tienen título. A pesar de esta obsesión por los doctores e ingenieros, algunas noticias nos sorprende, como la del Ayuntamiento de Torre de Moncorvo, en Braganza, que ha tomado la decisión hace unas semanas de acabar con los títulos académicos para que todos los diputados municipales sean tratados igual.
Puede que poco a poco las cosas vayan cambiando aunque muchos sociólogos portugueses reconocen que mostrar el estatuto es una necesidad y que es algo que se hace constantemente en Portugal. Y nos adentramos entonces en otro mundo, el de las apariencias, la relación del ser y del tener. También lo vemos con los coches, la importancia que dan los portugueses a tener un bonito automóvil aunque eso implique tener la nevera vacía. La «titulocracia», por llamarlo de alguna manera, parece una plaga, difícil de tratar, más que una enfermedad. O es simplemente algo propio de Portugal.
ABC