No han pasado ni 50 años desde que, en Estados Unidos, las personas de color debían pasar un examen para poder votar en estados como el de Luisiana (ubicado al sur del país). En teoría, el ejercicio (conocido como «Prueba de alfabetización») estaba ideado para valorar si disponían de los conocimientos necesarios para depositar una papeleta con criterio en una urna. Sin embargo, un experimento realizado por el profesor Carl Miller, de la universidad de Harvard, ha establecido que la prueba era tan difícil y confusa que hoy en día no podría ser aprobada ni por los alumnos de su prestigiosa universidad.
Tal y como explica el «Daily Mail» en su versión web, el profesor sometió a varios alumnos del reputado centro exactamente a la misma prueba que se llevaba a cabo en 1964. Ésta contaba con 30 preguntasque debían ser respondidas en menos de 10 minutos -sin ningún fallo- para poder aprobar, todas ellas sumamente confusas y difíciles. Al examen debía presentarse cualquier persona afroamericana que no pudiera acreditar que había superado el quinto grado (algo que casi ninguno de ellos podía demostrar en aquella época).
De todos los estudiantes que llevaron a cabo la prueba no aprobó ninguno, un hecho que –según el profesor- demuestra que el examen no era más que una pantomima para limitar el derecho al voto de los negros. «La prueba de alfabetización de Luisiana fue diseñada para ser reprobada, lo mismo que otras que se hicieron en el sur. Así fueron privados de sus derechos innumerables votantes negros y blancos pobres del Sur. Pero, como era de esperar, las únicas personas que alguna vez vieron esta prueba eran los negros», explicaba el profesor en declaraciones recogidas por el diario británico.
Además de presentar a unos de los estudiantes más brillantes del mundo la prueba (la cual contaba con preguntas que obligaban adeletrear palabras hacia delante, hacia atrás o escribir «voto» del revés, pero «en orden correcto») Miller grabó sus reacciones en vídeo para que, posteriormente, pudieran ver sus caras tras leer la prueba.
Las formas de actuar son variopintas: algunos critican el test por ser humillante y tachan a las preguntas de engañosas, pues dan pie a respuestas muy ambiguas y hechas a propósito para que la persona fallara. Otros se marchan bastante sorprendidos porque esto ocurriera tan sólo hace 50 años. «Vale, no puedo hacerlo, no puedo votar», comenta uno de ellos en un momento de la prueba. «En resumen, ellos me están diciendo que me dé la vuelta y vuelva a casa», puede escucharse en otro momento.