Joven, guapa, famosa y con una prometedora carrera en el mundo de las pasarelas y la televisión. Así era Olalla Oliveros hasta la primavera de 2010. Esta gallega que había protagonizado anuncios publicitarios para Evax, Ford, ING Direct y otras marcas de renombre decidió seguir el camino de la fe y dejar atrás la que hasta entonces era su forma de vida. Según reflejó el Daily Mail el pasado mes de junio, Olalla expuso a los miembros del Registro Nacional Católico que fue a raíz de una visita al santuario de Fátima, localizado en la Cova da Iria (Portugal), cuando tuvo la determinación de cambiar: «El señor nunca se equivoca. Me preguntó si le seguiría y no pude negarme».
Es en ese momento cuando pasa a ser la Hermana Olalla del Sí de María e ingresa en régimen de semiclausura en la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel conocida como los «miguelianos», con sede en Vilariño (Oia). El 19 de enero de 2013, los asistentes al IV Retiro de Oración a través de la Música de la diócesis de Orense pudieron escuchar el por qué de su conversión: «Yo era Olalla Oliveros e iba por la calle queriendo ser Olalla Oliveros porque me dedicaba al mundo de la moda, a las pasarelas y el "artisteo". En ese mundo tener un nombre era muy importante, te vas construyendo una imagen de lo que los demás esperan de ti. Sin embargo, me preguntaba cómo es posible que haciendo lo que se supone que cualquier persona quiere hacer y que momentáneamente te llena puesto que te reconocen por la calle e incluso te admiran, luego a solas con el Señor no era feliz».
Olalla se mostraba orgullosa del camino que había elegido, cuestionándose cuáles eran los verdaderos motivos de su felicidad: «¿Por qué aquí ante el Señor soy feliz? ¿Por qué aquí donde nadie te dice ni lo guapa que eres, ni lo bien que te sienta tal cosa, soy feliz?». Y explicaba el viaje que le cambió la vida, «Dios me decía "párate y piensa". Yo volvía de estar tres días en Fátima y pensaba que era lo que me daba la fuerza y la paz que tenía a la vuelta. Dios me fue dando la fuerza, las luces... No me quitaba una monja de la cabeza, me pasé todo el camino de vuelta a Madrid preguntándome porque me estaba pasando esto. Y me reía, lloraba y me volvía a reir».
«Fui a misa, me confesé, hablé con el sacerdote y cuando intentaba hablar con Jesús no lo conseguía porque me daba la risa. Era tanta la alegría que lo único que hacía era reirme, porque estaba entendiendo que era feliz y que el Señor quería eso». Por aquel entonces, era dificil imaginar que tras la felicidad de Olalla había un mundo oscuro que saltó al primer plano mediático hace apenas unos días.
El 12 de diciembre, en el marco de la operación El Edén, la Guardia Civil arrestaba en la localidad de Collado Villalba (Madrid) al fundador de la Orden, Miguel Rosendo, y a una de sus personas de mayor confianza, a quien la propia Guardia Civil se refiería como «supuesta monja», llamada Marta Paz Alonso. Ella le había acompañado con otros integrantes después de que el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, apartara a Rosendo al tener quejas de su «conducta moral» y percibir en él «comportamientos que se asemejaban al de una secta». En las afueras de Madrid, habían tratado de proseguir su actividad bajo el nombre de La Voz de Serviam, pero la archidiócesis de Carlos Osoro tampoco se lo había permitido.
Los arrestos tuvieron lugar tan solo un día después de que otras personas que también rompieron lazos con la Orden y Mandato de San Miguel y que aún conservan a varios familiares en su seno, pusieran fin a su silencio al denunciar públicamente supuestos abusos sexuales, físicos y psicológicos, así como enriquecimiento ilícito.
Decreto de supresión
En medio del escándalo, el propio obispo de Tui-Vigo firmó el decreto de supresión de la Orden y Mandato de San Miguel de Arcángel el pasado 22 de diciembre, alegando la detención y posterior envío a prisión de Rosendo para justificar la decisión. En su comunicación, Luis Quinteiro recordaba que esta agrupación había estado realizando actividades en esta diócesis de Tui-Vigo como asociación privada de fieles desde el 5 de febrero de 2003 y dice que el 31 de julio de 2009 se erigió como «asociación pública de fieles de derecho diocesano», contando en la actualidad con 26 miembros bajo la responsabilidad directa e inmediata de un comisario extraordinario nombrado por el propio obispo.
No deja de sorprender la ilusión con que Olalla contaba su historia tan solo un año antes de destaparse el escándalo: «Nunca soñé con ser monja, no se me pasó por la cabeza. Yo quería ser actriz, de hecho me iban las cosas bien, hacía series, tenía un personaje fijo... estaba todo perfecto. Es verdad que yo me decía a mi mísma cuando me darán un papel de monja, porque realmente yo siento en mi interior que lo haría muy bien. Me cogían para papeles muy frívolos, muy vanidosos. Pero el Señor no se equivoca, él me hizo casting y no pude decir que no». La incertidumbre de que pudo pasar de puertas para dentro aún está latente en las calles de Vilariño. El caso de esta bella modelo no es el único. Como ella, un alto número de personas pudieron sufrir durante años todo tipo de vejaciones.
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