Brown, según han informado diversos medios de comunicación británicos, ha empezado a cumplir cinco años de prisión. El pasado mes de diciembre, la Policía le detuvo en Gales mientras conducía un Bentley descapotable. Escondido en el sistema de ventilación y el mecanismo de la capota, los agentes encontraron en el exclusivo vehículo un costoso «extra»: cocaína por un valor de estimado en más de 200,000 euros.
Y para rematar, al registrar la habitación del hotel de lujo donde se encontraba alojado el sospechoso, los investigadores se toparon con un alijo de armas y más cocaína. Entre el arsenal sin licencia incautado figuraba un rifle, abundante munición y una pistola semi-automática de 9 milímetros Walther PP1, famosa por las películas de James Bond.
Según han explicado fuentes judiciales, Brown empezó a disfrutar un retiro dorado en Portugal, donde empezó a consumir cocaína. Una adicción que el millonario financió con su fortuna y no con dinero procedente de actividades delictivas, como se han encargado de argumentar sus abogados.
Como resultado de esnifar a diario masivas dosis, el hombre se volvió paranoico y se encontraba cada vez más obsesionado con su seguridad. Además de desarrollar problemas cardiacos y una evidente deformidad en la nariz, al perder cartílago.