Los afectados detallaron que los marinos los trasladaron hasta a un arroyo cercano al poblado de Llano Grande, en donde empezaron a golpearlos y torturarlos: les pusieron unas toallas mojadas y les daban toques en distintas partes de su cuerpo, además de que les echaron agua mineral con chile piquín por la nariz, al tiempo que les preguntaban para quién trabajaban.
Después de varios minutos, finalmente los marinos los dejaron en libertad, no sin antes amenazarlos con regresar y hacerles daño a sus familias si decían algo de lo que les habían hecho.
Por su parte, el agente del Ministerio Público solicitó a los peritos médicos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses para que les fuera realizado el parte médico de lesiones. Además, pidió la intervención de la psicóloga de dicho instituto para que realizara un estudio a los agraviados, a fin de determinar el grado de afectación que sufrieron.
Román Ortega, El Occidental