Una de las primeras cosas que uno aprende al estudiar política es que esta actividad sirve, entre otras cosas, para resolver los conflictos de manera pacífica, sin usar la violencia física. Uno de mis escritores favoritos, Isaac Asimov, solía decir que “la violencia es el último recurso… del incompetente”.
Por invitación de un viejo amigo, entré a formar parte en 2007 del Partido Convergencia. Ocupé el cargo de secretario Técnico del Comité Estatal y coordinador Estatal de Jóvenes. Luego, participé en la asamblea en la que se votó el cambio de nombre a Movimiento Ciudadano, tras lo cual fui secretario de Actas y Acuerdos, así como representante del partido ante la Junta Local Ejecutiva del IFE. Era un partido pequeño, en el que muy poca gente quería militar, pero se hacía un trabajo de acuerdo al reducido financiamiento que recibía y el partido crecía, si bien lentamente.
Cuando en 2010 comencé a investigar quién era Enrique Alfaro Ramírez, me sorprendió ver un video en YouTube titulado “Amenaza de Enrique Alfaro a un periodista de Tlajomulco”. En lo que es más bien un audio, acompañado de algunas imágenes del ahora Alcalde de Guadalajara, se escucha la conversación entre éste y Gerardo Romero, del periódico “Así Ocurrió” de Tlajomulco. En esta grabación publicada en mayo de 2009, durante las campañas electorales, Alfaro (entonces candidato a alcalde de “Tlajo”) termina amenazando con “romperle su madre” al periodista por publicar historias de cuando fue candidato del PRI a gobernar ese municipio. La voz de Alfaro es inconfundible y sus amenazas escalofriantes.
En 2011 votamos en el órgano local de MC para evitar que Alfaro fuese nuestro candidato a gobernador. Conocíamos los riesgos de que un personaje de esa naturaleza se adueñara del partido y lo utilizara para sus fines, pues ya era evidente para muchos de nosotros la alianza que éste sostenía con el Gobernador Emilio González Márquez. No obstante, esos acuerdos no fueron respetados pues Alfaro pactó directamente con Dante Delgado para ser candidato, ante el fracaso de la alianza PRD-PT.
Entonces me volví un abierto crítico de Alfaro y ya para la campaña de 2012 era conocida mi aversión a este personaje. Obviamente fui retirado de la representación ante el IFE pero me mantuve como secretario de Actas y Acuerdos. Luego de la derrota que Alfaro sufrió ese año ante Aristóteles Sandoval, misma que festejé, asistí sin ser invitado el 5 de octubre a un evento del partido celebrado en la Casa Clover Lawn, en Avenida La Paz y Colonias.
A mi llegada fui inmediatamente abordado por Rafael Valenzuela Cardona quien me insultó y me retó a golpes.
Discutí con él pero me negué a llegar a ese punto de conflicto. Beatriz Novelo, ahora columnista de La Crónica de Jalisco, se percató del hecho y me ofreció ayuda, pero me negué. Mi objetivo en esa reunión era renunciar públicamente pero no hubo la oportunidad de hacerlo pues no se permitió hablar salvo a algunas personas. Se trataba de un acto simbólico en el que el poder real del partido se entregaba a Enrique Alfaro y a sus más cercanos colaboradores, como premio por los buenos resultados de ese año.
Esperé entonces a Dante Delgado y le presenté mi renuncia en persona, así como mis quejas por la designación de Merilyn Gómez Pozos como número uno de la lista plurinominal, lo cual la había hecho en automático diputada federal sin ningún trabajo en el partido. Lo único que se conocía de la señora era la nota de Mural que días antes había titulado “De edecán a diputada”.
Dante se negó a aceptar mi renuncia y me ofreció dialogar, pero Rafael Valenzuela había escuchado todo y salió corriendo a buscar a Alfaro. Dentro de la casa Clover Lawn, seguía yo quejándome con Dante cuando éste fue llamado a otro lugar y me dejó platicando con el entonces diputado federal José Juan Espinoza Torres. Minutos después, en la estancia entraron de improviso Rafael Valenzuela, Enrique Alfaro y dos tipejos que decían ser los dueños de la casa y que antes me habían pedido que me retirase. Me encerraron en ese espacio y Alfaro comenzó a amenazarme tal como en el video de YouTube. “Si vuelves a venir a un evento mío te voy a partir tu madre. Y si vuelves a decir algo de Merilyn te vas a morir” amenazó el ahora alcalde de Guadalajara. Luego me preguntó “¿Te quedó claro?”, a lo que respondí “Sí, me quedó grabado”.
Enseguida, Rafael Valenzuela que estaba a mi lado, comenzó a estrangularme al pensar que había grabado la escena con mi celular. El diputado Espinoza Torres intervino para liberarme y en el forcejeo, los dos rufianes que decían ser dueños de la casa me quitaron mi celular y una memoria USB que tenía. Cuando logré salir de la casa el diputado volvió para buscar mi celular y me lo devolvió, pero sin chip ni memoria.
Para entonces Valenzuela ya había reunido una horda de porros e iba en mi busca, pero varios de los viejos militantes del partido me vieron, entendieron la situación y me acompañaron hasta mi vehículo. Levanté parte de lesiones pero eran menores y decidí no presentar denuncia pues el diputado se negó a fungir como testigo a mi favor y, dado que Emilio González todavía estaba en el poder, consideré ocioso hacer querella careciendo de evidencia.
Ésta es sólo una anécdota más de la personalidad psicótica y enferma de poder que posee Enrique Alfaro Ramírez. Sé que no soy el único que ha sufrido de sus amenazas y agresiones. Hoy que está fracasando como alcalde de Guadalajara, más de un periodista y activista ha sufrido este tipo de abusos. Pero esta aventura me confirmó que Enrique Alfaro no es la persona adecuada para gobernar Jalisco. Si como candidato fue capaz de amenazar a un periodista, si después de la elección fue capaz de hacerlo con un funcionario del partido, si ahora como alcalde él y sus subordinados amenazan a todo aquel que los critica y cuestiona, ¡imagine lo que sería capaz de hacer teniendo el control de la Fiscalía y de la Policía Estatal!