Hasta ayer por la noche, miembros del #YoSoy132 permanecían en las instalaciones de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos para exigir medidas cautelares por la actuación de la policía local.
El contingente, al llegar a Mariano Otero, intentó derribar el cerco creado por la policía, la respuesta inmediata fueron golpes con toletes y escudos, las vallas de un costado resistieron poco. Algunos manifestantes, replegados, comenzaron a lanzar objetos y piedras, las cuales eran usadas por los servidores públicos para arrojarlas de vuelta. La batalla campal comenzó.
El tiempo pasaba rápido, las vallas de los carriles centrales aún resistían. Uno de los uniformados gritaba y daba órdenes a sus tres compañeros: “sobre ella”, apuntando a una joven que llevaba su bicicleta.
El sonido de los golpes se perdía entre los gritos de miedo. Los manifestantes forcejeaban, intentando que no detuvieran a sus compañeros, tomaron el brazo de su compañera señalada y los golpes de la autoridad se recrudecieron, la tomaron del cuello y a rastras lograron que subiera a la camioneta: las sirenas de las patrullas comenzaban a sonar.
Ella y otros 31 manifestantes, fueron subidos a las patrullas número 077, 096 y 028, los gritos de desesperación y ayuda hacían más fuertes los golpes, se escuchó el canto de una de las mujeres, con sangre en la cabeza, que aún tenía fuerzas para entonar las notas del Himno Nacional.
Los fotógrafos que intentaban documentar el momento en que suben a los jóvenes –entre los que se encontrarían varios menores de edad según el movimiento #YoSoy132– en el deber de su trabajo, eran increpados y amenazados por los policías.
“Te voy a quitar tu pinche cámara”, gritaba uno de los agentes, empujando a un fotógrafo.
Dos horas antes, el grupo salía de Plaza Juárez en una marcha para demostrar su inconformidad contra lo que consideran fue una imposición, el retorno del PRI a la presidencia de México. Todos al grito de “el pueblo consciente no tiene presidente”.
Los ánimos encendidos provocaron que al paso de la sede estatal del tricolor se lanzaran algunas piedras, sin dañar el patrimonio. “Corruptos”, gritaban los jóvenes.
Cinco patrullas del ayuntamiento tapatío –una del grupo especializado Lobos– resguardaba las acciones de la manifestación.
Los autos, a su paso, sonaban el claxon en muestra de apoyo –como se hiciera costumbre en todas las marchas llamadas “antiPeña”– mientras, los manifestantes demostraban su sentir con consignas.
Al llegar a la sede de Televisa Guadalajara –a la que señalan como parte de la imposición– de nuevo algunas piedras salieron de las manos de los tapatíos, con enojo, “tienen tanto dinero que no les importa”, menciona una chica. El saldo: daños en los cristales frontales de la empresa.
De ahí continuaron, con las mismas consignas hasta la glorieta de los Niños Héroes. Una pancarta con la leyenda “educación gratuita párale pueblo chileno” acompañada de otra que mostraba “estudiantes latinoamericanos unidos contra el gobierno fascista y la mafia Padillista” hacía sentir a los mexicanos “que no estamos solos en la lucha”.
La marcha siguió, por Mariano Otero, el temor comenzó a invadir a los asistentes, decenas de patrullas pasaban por debajo del puente de Arcos del Milenio, se esperaba lo peor. Al llegar comenzó el enfrentamiento, ahí subieron a 14 jóvenes a una camioneta otros fueron perseguidos hasta el Parque de las Estrellas.
La circulación estuvo cerrada por más de una hora, un despliegue de decenas de policías resguardaban la zona ante la presencia de poco menos de un centenar de manifestantes, que trataban de conseguir información para conocer el paradero de sus compañeros.
“Estoy de la verga, no puedo hablar”, fueron las palabras de Sergio de Alba, uno de los activistas de#YoSoy132 que fueron llevados por los policías, al contestar el teléfono.
Los detenidos fueron llevados a la base de los separos municipales en Calzada Independencia y Sierra Nevada, posteriormente algunos fueron trasladados a las instalaciones de la zona 7 de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Cruz del Sur.