“Las mujeres fueron acosadas y hostigadas; las llevaron a una parte oscura donde les decían que estaban muy ricas”, narró Alejandra Cartagena, abogada de los arrestados.
Ayer, en rueda de prensa, Cartagena y siete de los 27 jóvenes detenidos por la policía municipal el sábado 1 de diciembre, exigieron la renuncia “inmediata” del secretario de Seguridad Ciudadana de Guadalajara, Carlos Mercado Casillas.
Y advirtieron: si algo les llegara a pasar a esos muchachos o a sus familiares, los responsables serán el alcalde priísta Ramiro Hernández, el procurador Tomás Coronado Olmos, el gobernador del estado, Emilio González Márquez y Mercado Casillas.
Para la abogada, no sólo hubo detenciones ilegales sino una actuación deplorable de la fiscalía estatal y la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ).
Detalló que miembros del grupo especial Lobos de la policía de Guadalajara “manosearon” a más de alguna de las mujeres detenidas. En la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJ), dijo, prohibieron a los defensores tener contacto con sus clientes para ver la condición en la que se encontraban.
En la calle 14, donde se encuentra la PGJ, los detenidos no tomaron agua, ni comieron hasta que a las autoridades les dio la gana, según Cartagena.
Los 27 jóvenes salieron bajo caución el lunes pasado. Pagaron una fianza total de 81 mil pesos y una multa individual de mil pesos. Los delitos que les atribuyeron son: lesiones, daño a las cosas, pandillerismo y resistencia al arresto. Televisa, el ayuntamiento de Guadalajara y el PRI Jalisco los demandaron por daños a sus instalaciones.
Alejandra Cartagena cuestionó que la policía municipal no haya intervenido cuando sucedieron los primeros destrozos en el PRI estatal.
“Sabemos, por testimonio de una persona, que la policía tenía órdenes de usar la fuerza pública cuando tuvieran acorralada a la marcha y no intervino en Televisa donde hubo gente que llevó a cabo actos vandálicos”, declaró.
Adelantó que está reuniendo diferentes pruebas que servirán para integrar una denuncia ante la PGJ y otra ante la Dirección de Asuntos Internos de la policía municipal.
“Me apretó la mano el muy cabrón”
Uno de los policías le apretó la mano. Ella pidió que la soltara. El gendarme le dijo que dependía de cómo se portara para restar fuerza.
“El muy cabrón me dijo que dependía de mi. Me sentí agredida”, relató Evelyn Herrera Fernández, una de las nueve mujeres detenidas el 1 de diciembre.
Porros, acarreados, mugrosos, hippies, fueron los calificativosque los policías usaron para referirse a los muchachos, relató.
Estefanía Bedoy Ribera usa un collarín en el cuello. Tiene un esguince cervical, derivado de la agresión policial de ese día. “Nos apuntaron con sus pistolas cuando íbamos en la patrulla”, describió.
Christian Gómez dijo que tres policías lo patearon mientras él estaba en el suelo. Y cuando iban llegando a los separos, sólo escuchó de uno de ellos: “los vamos a llevar al cerro, los vamos a desaparecer”.
La Jornada Jalisco