“El motivo principal de queja es porque se pretende desaparecer lo que estiman es una tradición de 1912 en que se constituyó el sindicato que ellos pertenecen y el desacuerdo para que circulen vehículos motorizados, excluyendo ya el uso de equinos”.
Los quejosos también explican que está en proceso un estudio para poder declarar a las calandrias como patrimonio cultural e inmaterial.
Por Rocío López Fonseca