Todo ocurrió después de la homilía, ante los ojos del sacerdote que oficiaba la misa y en un templo abarrotado de familias. Una de las afectadas relata:
“Empezó a gritar la gente y a correr. Entraron por Montealban y yo estaba en la entrada principal, en la primer banca. Entonces yo no vi lo que estaba pasando, no mas vi que corría toda la gente y gritaba… ¿A qué horas fue esto más o menos?… A las siete de la noche, en la misa de siete”.
Luego del asalto masivo y en medio del caos nadie vio cuántos sujetos eran y qué fue lo que se llevaron.
Las patrullas de la Policía municipal de Guadalajara nunca llegaron y la misa, aún y cuando continuó, terminó más rápido de lo acostumbrado.
José Luis Jiménez Castro, Notisistema