Mientras en ambas puertas de ingreso al Palacio Legislativo personal de la Contraloría hace guardia durante las mañanas para identificar a los empleados que checan y se van, o quienes simplemente se aparecen en días de quincena, el contralor del Congreso, Raúl Bermúdez, explica que como parte de la auditoría a recursos humanos se revisa el pago de las nóminas para verificar quién cobra los cheques.

Dice que no se ha encontrado con los padrinos de los empleados investigados: “Quien me llame para solicitarme algún tipo de privilegio pues le estaré instalando un procedimiento de responsabilidad porque una llamada también es un acto de corrupción —¿Si no trabaja aquí, si el padrino no está aquí?— Lo estaré denunciando ante la Fiscalía Anticorrupción.

En la nómina del Congreso hay casi 600 empleados sindicalizados y 265 supernumerarios.

Por Mireya Blanco, Notisistema