Mientras en la ciudad de México los seguidores facciosos del empresario Claudio X González hicieron lo mismo, pero con acciones violentas al agredir a ciudadanos que mantienen un plantón a las afueras de la SCJN y que protestan ante lo que consideran que México tiene una Corte corrupta encabezada por la ministra Norma Piña, aquí en Puerto Vallarta el mitin fue pacífico.
Sin embargo, no deja de llamar la atención que los integrantes de estas marchas son los mismos que añoran los privilegios perdidos en los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto y que, desde el inicio del gobierno del actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador, se han opuesto a todo lo que huela a la 4ta Transformación.
Tan ridículos se vieron, que apenas lograron juntar un centenar de personas, lo que demuestra que ni siquiera sus familiares, ni mucho menos sus trabajadores o empleados –ya no se diga los ciudadanos comunes y corrientes—los siguen o hacen caso en sus desfasadas protestas.
POR LOS SUELOS
La oposición está por los suelos, prácticamente muerta en casi todo el país, y en ciudades como Puerto Vallarta, está a nivel del drenaje, de ahí que solo causan pena ajena con sus marchas y discursos dogmáticos. La manipulación y la mentira ha sido el aderezo de los grupos ‘empresariales’ que se oponen al gobierno del presidente López Obrador, por eso en Puerto Vallarta encontraron a un priista resentido, como lo es propietario del hospital CMQ, Jorge Villanueva Hernández, para convocar a mítines paupérrimos que dibuja a la perfección el fracaso de estos opositores.
Y es que el pueblo es sabio y está despierto –como dice el propio presidente—y no olvida cómo en el pasado reciente estos grupos empresariales cobijados sobre todo por el panismo, nunca protestaron contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación que dejó pasar agravios tan escandalosos que fueron lesivos para todos los mexicanos como la aprobación del rescate bancario (el fobaroa para que me entiendan) y cuya deuda seguimos pagando.
Que no se nos olvide –porque pueblo que olvida tiende a repetir la historia—que Carlos Salinas entregó los bancos a grupos extranjeros con el cuento de la privatización que nos iba a convertir en país de primer mundo y que los nuevos dueños de la banca mexicana quebraron las instituciones; y que después vino Ernesto Zedillo Ponce de León y su congreso de diputados y senadores paleros (entre otros los mismísimos panistas) y aprobaron convertir la deuda privada de los banqueros en deuda pública.
Ah, pero entonces no hubo una Corte que declarara ‘inconstitucional’ semejante atraco a la nación, ni que llamara a cuentas a Carlos Salinas y Ernesto Zedillo para que dijeran en qué se gastaron el dinero de la venta de los bancos, por lo que el robo fue triple, primero vendieron nuestros bancos, se robaron el dinero producto de la transacción y después permitieron que los neo banqueros otorgaran créditos irrecuperables a familiares y amigos a diestra y siniestra (recuerdan el caso del grupo Sidek que desarrolló Marina Vallarta, por decir un ejemplo) y cuando los nuevos propietarios de la banca mexicana quebraron el sistema, salió el flamante presidente Zedillo para rescatarlos, al convertir su deuda privada en deuda pública.
Ejemplos de que por mucho tiempo hubo una Corte agachona y que se ha prestado a la corrupción y al cochupo hay muchos, por eso hoy que intentan manipular el contexto de lo que realmente quiere el presidente López Obrador, es preciso recordar.
LA ROQUE SEÑAL
Otro caso no menos oprobioso fue cuando la cámara de diputados aprobó el incrementó al IVA y, como el PRI era mayoría, todavía tuvimos que soportar la burla de la “Roque señal”, es decir, de aquel diputado priista de nombre Humberto Roque Villanueva (que además fue presidente nacional del PRI) que estiró los brazos y después los encogió, que en lenguaje de señas vulgares –que solo manejan algunos legisladores-- quiso decir… “¡nos los cogimos!”. Pero en ese tiempo tampoco hubo una SCJN que declarara inconstitucional y lesivo el aumento del Impuesto al Valor Agregado.
LOS AMOS DEL TIEMPO
Los priistas y sus aliados panistas fueron tan, pero tan “chingones” –unos “genios” de la política decían—que no solo cambiaron de sede varias veces el Congreso de la Unión para sacar adelante sus onerosas reformas, sino que hasta se atrevieron a modificar el tiempo y en una ocasión –como les urgía aprobar el presupuesto de ingresos y egresos de la nación—atrasaron el reloj (¡así como usted lo lee!) una hora para declarar legalmente votada dicha iniciativa, ya que la hora límite eran las 0:00 horas doce de la noche y para que todo fuera “legal”, decidieron mover el minutero una hora.
Ah, pero en esa ocasión, tampoco hubo una Corte que declarara inconstitucional el ardid político-administrativo, como sí lo hizo, en cambio, hace unos días en que senadores de oposición se atrincheraron en el senado para impedir que los diputados de Morena sesionaran y votaran 20 iniciativas del presidente; y como los morenistas buscaron sede alterna, los ministros de la SCJN dijeron que sus acuerdos eran inconstitucionales, por haberlas hecho en otro lugar.
CLASE PRIVILEGIADA
Quien no quiera ver que hay un grupo bien identificado que pretende seguir poniendo trabas al gobierno de López Obrador, es porque está ciego, por eso recurren a la manipulación y al engaño, para ocultar su verdadero objetivo y, de paso, hacerse las víctimas, pues si los exhiben como integrantes de la clase dorada que tienen sueldos superiores al del presidente y prestaciones como ningún otro mexicano, pegan el grito en el cielo, de que AMLO los está agrediendo. Y en esa lista de privilegiados están Norma Piña y los magistrados que berrean cada vez que se revela lo que ganan.
En este contexto, lo que realmente preocupa es la postura radical que cada vez es más puntillosa de parte de algunos ministros y jueces de distrito que, sin chistar, resuelven suspensiones definitivas a las obras del actual gobierno federal, como algunos tramos del tren Maya.
Preocupa, asimismo, que el presidente López Obrador permita que se vulnere la constitución y que el poder judicial invada esferas propias del ejecutivo, como declarar improcedente la iniciativa de AMLO de declarar como obras de seguridad nacional el tren maya y el aeropuerto de Santa Lucía. ¿Usted se imagina una Corte como la de Estados Unidos rechazando los asuntos de seguridad nacional de esa nación? Por supuesto que no…
Alguien debe detener los ataques, ahí sí, a todo lo que hace el presidente de la República. Pero mientras eso pasa, nos seguiremos mofando de las marchas seudo fifís de Jorge Villanueva y hierbas que lo acompañan.
Jorge Olmos, Vallarta Uno