Además del Barbaresco, Alejandro Sánchez y su hermano Mauricio tenían un restaurante espejo en San Antonio llamado Enoteca en donde, según las investigaciones, también lavaban dinero de narcotraficantes mexicanos.
Las ganancias por la venta de drogas en Estados Unidos pasaban por los negocios de los hermanos Sánchez Garza en Guadalajara y luego lo transferían a compañías en Estados Unidos para que la procedencia de los recursos pareciera legal.
Alejandro escapó a las autoridades mexicanas durante un año y septiembre se entregó en San Antonio a las autoridades de Estados Unidos y podría ser condenado a 20 años en prisión. Su hermano Mauricio todavía no ha sido capturado.
Alejandro y Mauricio son hijos de Jesús Sánchez Barba empresario de bienes raíces a quien las investigaciones señalan como el lavador de Rafael Caro Quintero.
El Universal