GUADALAJARA, JAL. (Proceso).- – Más que la deuda de mil millones de pesos contraída por el Comité Organizador de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 (Copag) que el presidente de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa), Mario Vázquez Raña, denunció y calificó de “escandalosa”, el problema se enfoca en el desorden administrativo y el desvío de fondos por un monto similar.
Además, prevalecen la opacidad oficial y la poca claridad del propio titular de la Odepa, pues no se sabe a dónde fueron a parar 3.6 millones de dólares que le entregó el ayuntamiento de Guadalajara.
Aunque el Copag respondió a los señalamientos y dijo que adeuda poco menos de 399 millones 500 mil pesos, este embrollo echa por tierra los planes del gobernador Emilio González Márquez, presidente del Copag –el director fue Carlos Andrade Garín–, para obtener la sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018.
Por lo pronto, Jorge Aristóteles Sandoval, gobernador electo de Jalisco –asumirá el cargo el 1 de marzo de 2013–, el pasado 23 de agosto calificó como “irresponsable” que Guadalajara pugne por la candidatura para organizar los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018 cuando todavía no termina de pagar las deudas que dejaron los Juegos Panamericanos de 2011.
En junio de 2010, Sandoval –a la sazón presidente municipal de Guadalajara– dijo a este semanario que su antecesor, el panista Alfonso Petersen Farah, le dejó compromisos que adquirió con el presidente de la Odepa, Vázquez Raña. Entre esas obligaciones destacaban una aportación de 3.6 millones de dólares, el pago de la nómina y la construcción de la Villa Panamericana en el parque Morelos, en el centro de la ciudad (Proceso Jalisco 292).
Al final el proyecto se frustró –lo que hizo que los juegos se tambalearan–, pero para ese entonces el ayuntamiento panista ya había aportado, a fondo perdido, 350 millones de pesos que se gastaron, en su mayor parte, en la adquisición de numerosas casas y edificios cercanos al parque y que ahora son terrenos baldíos.
Además, en tres años de operación del Comité Organizador, la ciudad erogó por lo menos 150 millones de pesos por concepto de pago de nómina y viáticos, así como en estudios de impacto ambiental, proyectos y concursos, entre otros gastos.
Pese a todo los XVI Juegos Panamericanos salieron adelante. Durante la ceremonia de clausura el mismo Vázquez Raña se refirió a ellos como “los más exitosos de la historia”.
No obstante, en el aspecto económico resultaron un total fracaso porque costaron entre 11 mil y 13 mil millones de pesos –unos mil millones de dólares–, frente a los 700 millones de dólares que costarán los juegos de Canadá, refiere José Guadalupe Ledesma, exdirector de Fomento Deportivo del ayuntamiento de Guadalajara.
Desvíos
Cuando se le asignó a Guadalajara la sede de los XVI Juegos Panamericanos, González Márquez ordenó que se consiguieran los recursos de donde los hubiera. Aunque las secretarías de Promoción Económica y de la de Turismo contribuyeron con grandes cantidades, otras dependencias también aportaron su cuota. Hasta ahora no se ha elaborado ningún informe al respecto.
Entre los organismos públicos que canalizaron grandes sumas para sufragar los juegos se encuentran el Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (IPEJ) y la Inmobiliaria y Promotora de Vivienda de Interés Público (Iprovipe). Ésta se encarga de financiar casas para familias de escasos recursos.
De acuerdo con analistas e investigadores consultados por Proceso, en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 predominaron el interés económico y la opacidad en la rendición de cuentas. El evento, consideran, sólo benefició a unos cuantos políticos y empresarios. Los expertos no dejan de sorprenderse por el grado de corrupción que imperó en la organización de la justa deportiva.
José Samuel Martínez López, académico de la Red de Investigadores sobre Deporte, Cultura Física, Ocio y Recreación, considera difícil de creer que Vázquez Raña no estuviera al tanto del despilfarro que prevaleció en la organización del certamen con proyectos malogrados, como el intento de construir la Villa en el parque Morelos. Tan sólo aquí el Copag desembolsó 405 millones de pesos por la compra de predios a sobreprecio que, finalmente, no se utilizaron y que, en fecha reciente, el ayuntamiento de Guadalajara determinó que servirán para la construcción de la Ciudad Creativa Digital que alojará a creadores de software.
“Ahora que hay sombras de sospecha en torno a posibles actos de corrupción o un uso no apropiado de los recursos, por supuesto que no es tan fácil hacerse a un lado y decir que no tiene nada que ver. Por lo menos a un nivel ético, lo apropiado sería asumir responsabilidad abiertamente”, declaró el presidente de la Odepa.
Martínez López es coordinador del trabajo Gestión, impacto y legado de los Panamericanos 2011. Aproximaciones multidisciplinarias al megaevento deportivo continental, que todavía no se da a conocer y en el que participaron investigadores mexicanos y de Sudamérica. El documento se divide en dos partes.
La primera parte del análisis que abarca la fase previa de los juegos ya está terminada, pero se publicitará hasta mediados del próximo año. En 2014 se presentará la segunda sección del estudio que contiene las conclusiones del documento.
Los elementos que se desprenden de la investigación, adelanta Martínez López, contradicen el optimismo y triunfalismo de las autoridades. “Cometieron infinidad de errores; en realidad es vergonzoso lo que hicieron con este megaevento y hay muchos elementos que lo demuestran”.
Explica que por la forma en que se pidió la sede y la adscripción partidista de los integrantes del Copag, el tema de los juegos estuvo marcado por una fuerte tensión política que desembocó en 2009 cuando en los comicios de ese año el PRI recuperó la capital de Jalisco. Su interpretación es que el PAN estaba seguro, después de 15 años de gobernar la zona metropolitana, de que sus políticos administrarían con mucha comodidad el evento y no consideraron el retorno del PRI.
Incluso el cargo de presidente del Copag que originalmente correspondía al alcalde sucesor de Petersen, el priista Jorge Aristóteles Sandoval, quedó en manos de González Márquez, quien le sacó provecho para promocionar su frustrada candidatura a la Presidencia de la República.
Elitismo
Entrevistado vía telefónica, Martínez López plantea su percepción de que los resultados de los comicios del pasado 2 de julio en los que se impuso el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, quizá influyeron para que Vázquez Raña –quien siempre se ha identificado con los gobiernos priistas– aprovechara la ocasión para “hacer un ajuste de cuentas” con los que dirigieron el certamen deportivo, entre ellos el gobernador, el titular del Consejo Estatal para el Fomento Deportivo y Apoyo a la Juventud (Code), Carlos Andrade Garín, además del empresario Ivar Sisniega Camp- bell y su protegido Horacio de la Vega.
“La derrama (económica) fue escasa, el impacto de turistas fue también mínimo y tanto taxistas como hoteleros no se vieron beneficiados con este megaevento. Tampoco se crearon tantos empleos como se había supuesto. Entonces, bueno, mediáticamente el nacionalismo siempre jala la atención de la gente y siempre genera audiencia, pero no podríamos decir que fueron un éxito a nivel nacional”, plantea.
El análisis del grupo de investigadores coordinado por Martínez López no deja cabos sueltos y abarca hasta el mínimo detalle como la atención a la prensa nacional e internacional, el retraso en el pago a proveedores, la atención a los turistas, la impresión de los espectadores y ciudadanos. “Si algo caracterizó a estos juegos fue justamente la opacidad”, sub- raya el investigador.
Por su parte Ricardo Fletes Corona, investigador de la Universidad de Guadalajara, refiere que el evento fue muy elitista y a los organizadores no les interesó popularizarlos.
Resalta que el Copag sesionaba de manera aislada sin rendir cuentas a nadie. Expone que hubo pequeños acercamientos con integrantes de este organismo para aportarles ideas con la finalidad de que el certamen resultara exitoso no sólo en el aspecto económico, sino también en el social, cultural y urbanístico.
A su juicio, las autoridades dejaron escapar una gran oportunidad para reducir las brechas de desigualdad que existen en la urbe tapatía. Muestra de ello es que de las 23 instalaciones que se construyeron para albergar algunas disciplinas, 19 se ubicaron en el poniente de la ciudad, en cuya zona abunda la infraestructura hotelera y comercial.
El arquitecto consultor en urbanismo Jesús García Rojas, quien encabeza el despacho García Rojas y Asociados, manifiesta que los estadios creados no representan un valor testimonial como herencia para la ciudad de Guadalajara y son obras de dudosa calidad técnica.
“Como valor patrimonial, como belleza arquitectónica, no lo son. Acuérdate del velódromo que vinieron a verlo los inspectores deportivos de la Federación Internacional de Ciclismo y pidieron que cortaran las columnas intermedias. Acuérdate del complejo de tenis que no cumplía con las reglas de la Federación Olímpica de Tenis”, menciona.
Por su parte Martínez López resume que los Panamericanos fueron organizados pensando no en los ciudadanos, sino en los consumidores. Desde su punto de vista es imperiosa la intervención de especialistas en humanidades y ciencias sociales para evaluar el uso de las políticas del deporte, pues el que se haya triplicado el presupuesto inicial habla de inexperiencia, incapacidad y falta de planeación.
Malas cuentas
El gobernador electo de Jalisco, Aristóteles Sandoval Díaz, ya anunció que no apostará por los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018: “Si no se ha podido saldar una deuda, si no hemos podido salir adelante con el compromiso, cómo es posible que estén viendo otro pidiendo más recursos”, expresó.
Manifestó que estaría en posición de analizar la candidatura, pero no de invertir más recursos, porque hay municipios que ni siquiera cuentan con unidades deportivas.
Del total de la deuda señalada por Vázquez Raña, el gobierno del estado sólo reconoce escasos 400 millones, según un informe dado a conocer la semana pasada pero en el que no se realiza un desglose detallado de los gastos.
Pese a las anomalías detectadas en el manejo de los recursos públicos de Jalisco, particularmente los que se canalizaron a los juegos, y a las declaraciones del también propietario de la cadena de diarios de la Organización Editorial Mexicana (OEM), quien aseguró que hubo dispendio y recomendó al gobierno federal no destinar a Jalisco más recursos en tanto no se aclare el gasto de los Panamericanos, el auditor del estado, Alonso Godoy Pelayo, turnó sin cargos la cuenta pública de 2010 del Poder Ejecutivo.
El auditor se ha mantenido en su puesto pese a la presión de distintos organismos ciudadanos y empresariales que le achacan actos de deshonestidad. Se le acusa de cobrar un sobresueldo de 10 millones de pesos –por supuestas vacaciones no tomadas– y por beneficiar a su suegro con 5 millones de pesos, entre otros hechos que se ventilan en tribunales y mantienen congelada su salida del órgano fiscalizador.
En febrero pasado, Proceso Jalisco informó que como producto de la revisión al ejercicio fiscal 2010, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) hizo observaciones por un gasto sin comprobar de 100 millones de pesos, “tan sólo por lo que respecta a la cuarta parte de los recursos federales ejercidos en 2010”, año en que se asignaron mil 200 millones de pesos pero se ejercieron solamente 460 millones.
Entre lo observado por la dependencia federal destaca el gasto por 67 millones por el cambio de sede del estadio de Atletismo, que se construiría inicialmente en El Disparate y en el Bajío, y cerca de 34 millones pesos por el traslado de materiales hacia “La Curva”, en Zapopan, donde finalmente se edificó.
En la anterior legislatura federal, el PRI pidió en la Cámara de Diputados, mediante un punto de acuerdo presentado por su vicecoordinador, José Ramón Martel, auditar el gasto de los aproximadamente 4 mil millones de pesos de recursos públicos y privados concurrentes, que se destinaron para la organización y desarrollo de los juegos, según las autoridades. No obstante, el legislador advirtió que “fueron más de 9 mil millones de pesos, lo que hace preocupante la forma en que se financiaron y administraron los recursos que, por decir lo menos, no son claros ni siquiera en su cálculo”.
En tanto se esclarecen las cuentas, y en respuesta a Vázquez Raña, González Márquez sostuvo que “no se vale manchar un evento tan exitoso como los Juegos Panamericanos con insinuaciones” y que si el denunciante no tiene datos, “pues entonces que se espere a que el Congreso federal, el Congreso del estado y la Contraloría terminen la auditoría”.