“¡Gracias mi comandante. Misión cumplida!”, dijo el almirante Francisco Saynez, secretario de Marina, en la despedida de las Fuerzas Armadas a Calderón en el acto del Día de la Armada, en Veracruz.
Al agradecer su inclusión en el gabinete de Calderón, Saynez dijo: “Ha sido una larga travesía navegar con usted, reconocemos su temple y liderazgo para conducir la nave en aguas turbulentas”.
Luego de cuadrarse ante Calderón manifestó lleno de enjundia el almirante: “¡Nos sentimos muy orgullosos de haber servido a la patria bajo su mando!”.
El casi ex presidente se regodeó con tan cálidos conceptos y repitió lo de tantas veces: que actuó en legítima defensa frente a la delincuencia organizada. Así fue el sexenio blanquiazul: desfiles en locales cerrados, condecoraciones y discursos de mutuos elogios.
Los marinos dejaron los océanos para competir en tierra firme con el Ejército, en la tarea de ultimar a algunos capos, sin llegar a los importantes, como El Chapo y El Mayo Zambada.
Revela Edgard Valdez, "La Barbie", entregas de dinero al propio Genaro García Luna, aún titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal y a Luis Cárdenas Palomino, uno de los condecorados por el presidente que se va.
Calderón le insistió a Peña Nieto seguir ese camino, el del 90% de la impunidad, pero el mexiquense toma otro rumbo y para empezar desaparece a la SSPF, que en manos de García Luna y 36 mil hombres poderosamente armados auspició el crecimiento de los cárteles. ¡Misión cumplida!
AL INTERCAMBIO DE BALAZOS dedicó Calderón —ya vemos por qué— casi todo su tiempo, así como a los recorridos permanentes por el país y el extranjero, con los eternos discursos, largos, cansados y llenos de mentiras.
Quedaron en el olvido los empleos, se hizo chiquito el crecimiento económico y programas electoreros como el Seguro Popular y Oportunidades se convirtieron en negocios de unos cuantos. Incluso fueron agotados los presupuestos de salud a favor de tan nefasto seguro. ¿O no, señor Chertorivski?
En las últimas semanas, el mandatario que se va hizo recorridos de lado a lado del país para inaugurar libramientos o tramos de carreteras, como los dos de anteayer de la autopista Durango-Mazatlán, obra que será terminada en el 2013. En los últimos años, el mandatario panista ha presumido de entre 21 mil y 23 mil kilómetros de “carreteras nuevas”, sin especificar cuales son. Los usuarios, en particular los transportistas, se habrían conformado con el mantenimiento de vías federales o de cuota hechas en sexenios anteriores.
Para no ir lejos, quienes recorren la Ruta del Sol a Acapulco o la del DF a Querétaro atestiguan que ambas lucen baches y peligrosos deterioros en prolongados espacios.
¿Dónde fueron invertidos los 315 mil millones de pesos, de los cuales se ufana tanto el mandatario que dentro de unas horas entregará la banda tricolor al PRI, lo cual juró no hacerlo? Misión cumplida, pues.
El sitio entorno a la Cámara de Diputados, o como se le quiera llamar, fue nefasto y es una experiencia para el presidente electo, Enrique Peña Nieto, quien seguramente castigará o marginará a quien o quienes pretendieron quedar bien con él mediante semejantes excesos.
Félix Fuentes / El Universal