Los filtros y procesos de investigación en la inscripción de un niño a un colegio particular no le da a la institución la forma de conocer si el padre de familia realiza actividades ilícitas, dice Cristina Sada Salinas, fundadora de dos de los colegios más prestigiados de San Pedro Garza García, el Instituto San Roberto. “Estas personas no traen un carnet de identidad para que las puedas identificar.
Llegan como cualquier otro padre de familia, piden la inscripción; los colegios hacemos un chequeo, pero tampoco están boletinados en ese momento y en ocasiones sí pueden infiltrarse a las filas de los colegios más prestigiosos de San Pedro Garza García. Cuidas lo más que se puede, pero tampoco eres la CIA”, refiere.
Localizado en el área metropolitana de Monterrey, capital neolonesa, el municipio de San Pedro Garza García, es el de mayor ingreso per cápita en el país; es el “paraíso” en el que habitan las familias más acaudaladas y pudientes, pero ha sido también en los últimos años, el lugar preferido de algunos capos de la delincuencia, para asentar sus residencias junto a sus familias. Aquí están creciendo sus hijos.
En repetidas ocasiones el ex alcalde, Mauricio Fernández, lo calificó como “municipio blindado” ante la inseguridad; sin embargo, las detenciones de algunos miembros de la mafia han dejado en evidencia sus negociaciones, operaciones y además, la convivencia con sus habitantes.
El pasado 17 de enero, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, por medio de la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC), señaló a Fausto Isidro Meza Flores, alias “El Chapito”, originario de Guasave, Sinaloa, como jefe de un nuevo grupo del narcotráfico contrincante del Cártel de Sinaloa. El Departamento del Tesoro norteamericano identificó a este cártel como “Organización de Tráfico de Drogas Meza Flores”, pero en México también se le conoció como el cártel “La Oficina”.
El gobierno de Estados Unidos anunció la aplicación de sanciones a este grupo criminal y en su informe, identificó a algunos de sus familiares, entre ellos su esposa y su madre, como operadores del mismo desde hace 12 años. Los datos informan que su principal actividad es el trasiego de metanfetaminas, heroína, mariguana y cocaína hacia Estados Unidos y a niveles tan grandes que se ha convertido en franca competencia del Cártel de Sinaloa, del Chapo Guzmán. Cuando la OFAC difundió la foto y datos de “El Chapito”, se desarrollaba un partido de básquetbol en el colegio Alfonsino, situado en el centro de esta localidad, en donde estudian dos hijas de éste.
El colegio Alfonsino es uno de los más exclusivos del área metropolitana y es propiedad de Ninfa Clariond Reyes Retana, pariente del ex gobernador Fernando Canales Clariond. La esposa del “El Chapito”, Araceli Chan Inzuna y su mamá, Angelina Flores Apodaca, presenciaban el encuentro deportivo y fueron identificadas de inmediato por los demás asistentes. Las declaraciones de los padres de familia señalan que Meza Flores tiene varios años viviendo en el municipio y que ha cambiado su residencia en diversas ocasiones, que lleva una vida normal y de convivencia con la sociedad sanpetrina.
Sada narró cómo hace quince años, cuando estaba inmersa en el manejo de los colegios, se enfrentó a dos casos en que los padres de familia realizaban actividades ilícitas, momento en que tuvo que tomar la difícil decisión de apartarlos de las filas del plantel.
Advirtió que los padres de familia que están dentro de algún cartel de la mafia, no necesariamente están dentro del estereotipo que se tiene de una persona inculta, o con apariencia de menor posición económica, ya que muchos de ellos son profesionistas, refinados y cultos.
Señaló que la idea de que a los colegios sólo les importa cobrar una cuota sin importar la procedencia del dinero, es falsa. A su ver, San Pedro tiene como ventaja ante otros municipios, la gran cantidad de dinero del que dispone.
En San Pedro ha habido otros habitantes “incómodos” conocidos, que ya sea por el alto nivel económico y opulencia con que ahí se vive o por la facilidad con la que se pueden mover en un auto de lujo y vivir en una mansión sin desentonar, han elegido este paraíso como guarida.
El 24 de marzo de 2009 fue detenido Héctor Huerta Ríos, alias “La Burra”, presunto operador del Cartel Beltrán Leyva, durante un operativo realizado en el sector conocido como “Centrito Valle”. Los informes de las autoridades señalaron que la captura se hizo en un lote de autos de su propiedad, ubicado en el cruce de las calles Río Grijalva y Río Missisippi, de ese municipio.
Este supuesto jefe del Cartel Beltrán Leyva era considerado uno de los capos más buscados por las autoridades, que ofrecían una recompensa de 15 millones de pesos por su captura.
Prueba de que Huerta Ríos llevaba una vida normal en San Pedro, son las declaraciones del ex alcalde, Mauricio Fernández: afirmó que el operador llevó en algunas ocasiones al colegio, a la hija de uno de los empresarios del “Grupo de los 10”. Ese grupo está integrado por los presidentes de las corporaciones más importantes de Nuevo León y cuentan con gran poder de decisión en el tema empresarial y político.
El ex alcalde afirmó que “La Burra” se turnaba con otros padres de familia, que tenían a sus hijos en el mismo colegio, para llevarlos o traerlos del plantel, entre ellos, la hija del empresario, quien desconocía la verdadera identidad del jefe de la plaza.
Cuando la noticia de que el líder de los Beltrán Leyva vivía en San Pedro salió a la luz, la sociedad se sorprendió al saber que en la escuela, en el parque y en las fiestas infantiles, convivieron con él y su familia. “Imagínate el susto de que todos los lunes o el día que fuera, pasaba Héctor Huerta por su hija para llevarla al colegio, y el día que le tocaba a Héctor el turno, y otro día iban a la casa de Héctor Huerta por los hijos de él”, declaró Fernández.
Información proporcionada en su momento por el ya fallecido periodista, Jesús Blancornelas, afirma que los hermanos Arellano Félix, también vivieron en esta ciudad “blindada”.
Para Tatiana Clouthier, educadora, activista social y ex diputada federal, la vecindad de la sociedad de San Pedro con los miembros de la delincuencia organizada, es una situación que a la larga afecta a la célula familiar. “(Creen) que mientras no se metan con ellos no pasa nada, sin darse cuenta que sí pasa. “Porque pasa en el colegio, pasa que algún día se van a casar con tus hijos o que los mandaste a la piñata con ellos, pasan muchas cosas, entonces sí hay consecuencias”, señaló Clouthier.
Señaló que en su mayoría, las familias de San Pedro han desconocido que conviven con los capos o con los hijos de los capos, por su exceso confianza en las autoridades.
Las autoridades escolares tienen la responsabilidad, dijo, de investigar a quienes aceptan en los planteles privados y las autoridades civiles necesitan dejar de hacerse tontos, señala la ex diputada federal e hija de Manuel “Maquío” Clouthier.
Por su parte, la Presidenta de la Unión Neolonesa de Padres de Familia, Luz María Ortiz Quintos, confirmó que los colegios sí cuentan con filtros e investigaciones al momento de la inscripción, pero aclaró que es muy difícil conocer cuáles son las actividades reales del padre de familia. “Dentro de los colegios sí se hace una solicitud acompañada de papelería como comprobantes, etc., se hace una investigación, pero yo creo que es algo complejo, es un servicio finalmente que se presta y cómo vas a identificar de dónde vienen”, señaló.
“El problema se está viviendo en todos los ámbitos –añade Ortiz Quintos- ya que tanto en las empresas, en los negocios y en cualquier parte se pueden infiltrar personas que trabajan para la delincuencia”.
Sin Embargo