Una vasija maya fue recuperada la semana pasada por especialistas del Centro INAH Quintana Roo, de una cueva en la ciudad turística de Playa del Carmen en México , anunció este lunes el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El recipiente parecía ayudar a "preparar chocolate" asociado con el período de tiempo.
Para sacarlo se necesitaba una "cadena humana" para extraerlo sin que sufriera daños una vez recopilada toda la información topográfica.
“Presenta una coloración rojiza por fuera y un grabado negro por dentro. Recubierta de carbonatos de calcio, característica de los objetos recuperados en cuevas”, explica el arqueólogo Antonio Reyes.
La olla fue trasladada al Museo Maya de Cancún en depósito. De esa manera, los arqueólogos podrían examinar e inspeccionar el artefacto de manera más eficiente.
De acuerdo con los arqueólogos José Antonio Reyes Solís y Enrique Terrones González, adscritos al Centro INAH Quintana Roo, fue a partir de un informe presentado al instituto por el encargado del proyecto Cenotes Urbanos en Playa del Carmen, biólogo Roberto Rojo García, que se acordó realizar una visita a la cueva mencionada, misma que se sitúa en un terreno propiedad de una asociación religiosa.
La formación natural, actualmente localizada en un área verde y que por asociación al predio se ha denominado Cueva de la Cruz, ya había sido mapeada por espeleólogos del citado proyecto, quienes compartieron con los arqueólogos los planos de la misma; así, explica Antonio Reyes, se ubicó al bien patrimonial cerca de la pared oriente de la cueva, sumergido parcialmente en un sedimento suave, ya que en la cueva existe un espejo de agua que tiende a llenarse en temporada de lluvias.
La vasija, agrega el jefe de Resguardo de Bienes Culturales del Centro INAH Quintana Roo, se halló completa y con su boca orientada al norte, aunque se infiere que su posición no era original debido a posibles movimientos causados por cambios de nivel en el cuerpo de agua, o bien, debido a la acción de la fauna.
Una vez hecho el registro fotográfico in situ y reunida la información planimétrica de la pieza, esta se retiró sin daño, y fuera de su contexto, se revisó el área circundante para tratar de localizar algún elemento asociado; sin embargo, el espacio que ocupaba fue inmediatamente anegado por agua que se filtró desde el suelo, lo que impidió revisiones a detalle.
Tras estas acciones, el elemento fue trasladado a la bodega de colecciones del Museo Maya de Cancún, donde los arqueólogos verificaron que la vasija mide 13 cm de altura por 16 cm de diámetro en su cuerpo y 17 cm de diámetro en su boca.
Aunque carece de un asa puente-vertedera, ha sido asociada con las vasijas de tipo chocolateras, producciones cerámicas que se asocian al periodo Preclásico Tardío (300 a.C.-250 d.C.), de allí que es relevante para el estudio de grupos tempranos que poblaron la región.
Estas recuperaciones, subraya el director del Centro INAH Quintana Roo, Margarito Molina Rendón, permiten obtener valiosa información científica respecto de su contenido arqueológico (estilo, técnica, procedencia, intercambio comercial y temporalidad); ahora, desde una perspectiva antropológica, son testigos de identidades y territorialidades, saberes alfareros y usos cotidianos, prácticas rituales, mitos y, en general, de evolución cultural.
Con base en el dictamen del instituto, será prioritario volver a la Cueva de la Cruz en época de estiaje y explorar de forma sistemática, tanto en su parte seca como en sus cuerpos de agua, para verificar la presencia de otros materiales arqueológicos.
En coordinación con el proyecto Cenotes Urbanos en Playa del Carmen y la asociación religiosa, se reforzarán las gestiones y la concientización del personal, a fin de evitar el acceso no autorizado a la formación geológica.