Lejos de los reflectores, sin alardes, los viajes del secretario de la Defensa Nacional (Sedena) son viajes de “terciopelo”, como se dice en el argot militar: en jets del Ejército, hoteles de alta gama, comidas y cenas en buenos restaurantes, viáticos en suficiencia, visitas a museos y lugares emblemáticos de las ciudades visitadas.
Pero esos gustos no los disfruta en solitario. El general Sandoval suele viajar acompañado. Varias de las plazas de los jets del Ejército mexicano son ocupadas por su esposa, su hija, su hijo (un alto funcionario federal de inteligencia), su nuera, su pequeña nieta y a veces su consuegra.
De acuerdo con correos electrónicos obtenidos por el grupo de activistas Guacamaya, el secretario de la Defensa Nacional y su familia han hecho viajes en aviones militares y comerciales, en categoría premier, además de haberse hospedado en hoteles de lujo.
De acuerdo con los correos que hackeo Guacamaya, en sus viajes el alto mando castrense lo acompañan, 10 elementos de la Defensa para sus necesidades: ayudantes de campo, asistentes para él, para su esposa, jefe de seguridad, médico, enfermera, intérprete, además de efectivos encargados de la avanzada.