Conocido por la brutalidad de sus actos, el Z-40 ha sido señalado por autoridades tanto mexicanas como estadounidenses como el responsable de la ola de violencia que azota el norte del país.
Treviño Morales es oriundo de Nuevo Laredo, Tamaulipas, sin embargo creció en Dallas, Texas, en el seno de una numerosa familia conformada por seis hermanos y seis hermanas. Fue en esa ciudad texana donde comenzó su carrera criminal uniéndose a una pandilla local conocida como Los Tejas, que controlaba la mayor parte del crimen en la zona.
Su experiencia para el contrabando a través de la frontera con Estados Unidos, así como su dominio del idioma inglés lo llevó a ser reclutado en los 90 por la organización que trabajaba para Osiel Cárdenas Guillén, otrora líder del cártel del Golfo.
Con el nombre clave de Z-40, Treviño trabajó su ascenso dentro del cártel hasta convertirse en lugarteniente en Nuevo Laredo, ciudad fronteriza clave para el trasiego de drogas y otras actividades ilícitas.
Los constantes intentos del cártel de Sinaloa por apoderarse de ese cruce fronterizo durante la pasada década fueron factor clave en su consolidación dentro del cártel. Se ganó la confianza de Heriberto Lazcano y recibió el encargo de contrarrestar las incursiones de los hombres de Joaquín El Chapo Guzmán en la frontera de Tamaulipas.
Su poder lo llevó incluso a desafiar a las autoridades de Estados Unidos y orquestar una serie de asesinatos de miembros de cárteles rivales en suelo americano.
Como uno de los dos principales mandos de Los Zetas, el cártel expandió notablemente sus operaciones. Buscaron poder y financiamiento en actividades como extorsión, secuestro, piratería y tráfico de personas, además de tareas de reclutamiento con miembros de pandillas estadounidenses tanto en las calles como en las prisiones de ese país.
Poco a poco en el mundo del narcotráfico el nombre del Z-40 se volvió sinónimo de terror. Su temperamento violento, métodos de tortura y mitos alrededor de su persona lo convirtieron en una figura de culto dentro de las filas del crimen organizado.
Ruptura y ascenso
Los reportes señalan que Miguel Ángel Treviño Morales fue quien desató la guerra entre Los Zetas y el cártel del Golfo, misma que terminó en enero de 2010 con la escisión de los primeros para conformar su propia organización.
El enpoderamiento de Los Zetas y los desacuerdos con los líderes del cártel del Golfo generaban tensión en esa relación criminal, pero la gota que derramó el vaso fue el secuestro de uno de los hombres cercanos a Treviño Morales. El Z-40 envió entonces un ultimátum a Jorge Eduardo Costilla Sánchez, líder del Golfo, para liberarlo; el capo hizo caso omiso y Treviño inició la guerra al levantar y asesinar a 16 miembros del cártel en Reynosa.
La fuerza que cobró el Z-40 fue la necesaria para desplazar del liderazgo del cártel a Heriberto Lazcano Lazcano. Las autoridades de México y Estados Unidos ofrecieron sendas recompensas de 30 millones de pesos y 5 millones de dólares, respectivamente, por información que llevara a su captura.
Lazcano vio con buenos ojos tener a alguien como Treviño Morales dentro de sus filas, pero lo subestimó. Su papel activo en la organización le ganó el respeto de varios de los mandos de Los Zetas, quienes comenzaron a reportarle directamente a él en lugar de al Lazca.
Finalmente, en octubre de 2012 el Z-40 se erigió como líder máximo de Los Zetas tras el abatimiento de Heriberto Lazcano a manos de elementos de la Marina. Miguel Ángel Treviño había llegado así a la cima del crimen organizado, designando como segundo al mando a su hermano Omar Treviño Morales, el Z-42.