El automóvil fue estacionado frente al edificio del Ayuntamiento y la explosión también provocó diversos daños de poca consideración en la zona donde el alcalde de esa ciudad, Benjamín Galván, suele estacionar su vehículo. Once coches quedaron dañados por la explosión.
"Nosotros estábamos trabajando aquí, a 30 metros de donde dejaron el coche. Lo que nos comentan testigos es que una persona dejó el auto, se retiró y minutos después explotó", dijo un empleado del ayuntamiento.
Este es el segundo coche con explosivos que detona en la ciudad en lo que va del año. La zona fue acordonada por militares, policías y personal de protección civil y se evacuó el edificio, en el que había personal trabajando. También en Nuevo Laredo aparecieron los últimos cadáveres -nueve ahorcados- de la guerra entre bandas narcotraficantes.
El atentado se produjo dos días antes de las elecciones generales en México, en una ciudad que es escenario de cruentos enfrentamientos entre sicarios de los cárteles de narcotraficantes de Sinaloa y de Los Zetas.
La utilización de coches bombas no es habitual, pero empieza a extenderse su uso entre los cárteles, como acción para 'calentar la plaza' atrayendo a más soldados y policías, informa Jacobo G. García desde México.