El límite del oído humano se ubica alrededor de los 0 decibeles. Por debajo de ello, no significa que el ruido no exista, solo que una persona no está en condiciones de captarlo.
Microsoft se encargó de crear una cámara capaz de absorber la totalidad del sonido, por lo que cuando alguien ingresa en ella, no escucha absolutamente nada. Ubicada en el Edificio 87, en la sede de empresa en Redmond, EE.UU., es utilizada para probar los nuevos equipos en desarrollo. Por sus cualidades, en 2015 además se estableció allí el nuevo récord mundial de silencio, con -20.6 decibeles, con lo que consiguió su inscripción en el 'Libro Guinness de los récords'.
Para lograrlo, recubrieron la cámara con 6 capas que bloquean todo acceso de ruido exterior, reseñó el sitio Gizmodo. Incluso, detalló, si un avión despegara a un costado, solamente se sentiría un susurro. La pregunta entonces es: ¿qué ocurre cuando habla alguien en su interior? La sensación sería similar a la de gritar con la cabeza apoyada en una almohada, es decir, el sonido apenas viaja..
Un susurro humano es de unos 30 decibelios, mientras que el sonido de alguien que respira normalmente es de tan sólo 10 decibelios. Así nos aproximamos al límite de lo que debería ser posible lograr sin crear un vacío, es decir, el ruido producido por las moléculas de aire que chocan entre sí a temperatura ambiente y que se estima en -24 decibelios.
El silencio no siempre es salud
Hablamos de lo que se conoce como cámara anecoica, una sala diseñada específicamente para absorber en su totalidad las reflexiones producidas por ondas acústicas o electromagnéticas en cualquiera de las superficies que la conforman (paredes, suelo y techo). No sólo eso, la cámara se encuentra aislada del exterior de cualquier fuente de ruido o influencia sonora externa.
En el año 2012 la cámara anecoica creada por los Laboratorios Orfield (Minnesota) entraba a formar parte del libro Récord de los Guinness como el primer espacio en el planeta capaz de absorber el 99,99% de los sonidos (tenía niveles de ruido de -9,4 decibelios). La paradoja en la sala se producía si un humano entraba en ella. Debido a sus características, nadie podía permanecer más de 45 minutos escuchando el silencio imperante.
¿Cómo? Muy sencillo. Los investigadores llegaron a la conclusión de que los efectos de pasar tanto tiempo en una cámara de estas características pueden llegar a provocar tal tensión en nuestro cerebro como para llevarnos a la locura.
Aunque la calma y la quietud son extremadamente anheladas en los tiempos modernos, entrar a una cámara anecoica no produce ningún bienestar. Es que este espacio está diseñado para absorber la totalidad de las inflexiones de las ondas acústicas o electromagnéticas, por lo que el ruido casi no existe, algo que los humanos parecen no estar dispuestos a tolerar.
De acuerdo con las pruebas realizadas por los Laboratorios Orfield, de Minnesota, EE.UU., el silencio total puede generar una tensión en el cerebro capaz de derivar en la locura, ya que el oído busca una nueva fuente de sonido, que finalmente halla en el cuerpo, con los latidos del corazón o la respiración. El proceso siguiente es la pérdida de control de la mente y desequilibrios.
Por eso, los ensayos realizados demostraron que no se puede pasar más 45 minutos dentro de una de estas cámaras, ya que después de ese tiempo comienzan a hacerse presentes los signos de la demencia.