“Una base lunar es necesaria para proteger los intereses de EEUU en la Luna, para desarrollar los sistemas de vigilancia terrestre y espacial desde la Luna. (…) Servirá de base para la exploración de la Luna y el espacio y para las operaciones militares en el satélite, si surge la necesidad, y también para la investigación científica”, dice el informe confeccionado por la Agencia de Misiles Balísticos del Ejército estadounidense.
El coste del proyecto se estimaba en 8.500 millones de dólares. Estaba previsto que 150 cohetes de la clase Saturn A transportasen a la Luna unas 200 toneladas de materiales y que la construcción de la base –que debería alimentarse de dos reactores nucleares– corriera a cargo de los astronautas.
Asimismo, se tenía previsto estudiar en la base los efectos de la radiación nuclear sobre las formas de vida extraterrestres.