El dispositivo emite pinchazos eléctricos de hasta 340 voltios que se pueden programar para crear nuevos hábitos y eliminar malas costumbres. La idea es convertirse por voluntad propia en el perro de Pavlov que, en vez de salivar con una campana, deja de entrar en Facebook. Es lo que se denomina condicionamiento clásico o aprendizaje por asociaciones.
Para lograrlo, el wearable se comunica por Bluetooth con una aplicación. Esta app se podrá configurar a través de IFTTT para que se conecte con otros productos. De esta forma se podrá recibir una descarga cada vez que se entra en un McDonald’s gracias al GPS del móvil, por ejemplo.
Es el GPS del móvil, junto con los propios sensores de la pulsera –que incluye un acelerómetro– y la conexión con otras aplicaciones los que permitirán que Pavlok sepa si se está en el gimnasio, en la cama o visitando ciertas páginas de internet. Aunque está por saber cómo podrá averiguar si el usuario enciende la Xbox o se muerde las uñas, comportamientos que la web también promete corregir.
Tampoco está claro si funcionará, ni si funcionará para todo el mundo o para todos los comportamientos. Aunque la modificación del comportamiento no es algo nuevo para la psicología, los desarrolladores de la pulsera aseguran que pueden cambiarse hábitos en un mes. Algunos de ellos, como la costumbre de irse pronto a la cama "se puede conseguir en menos de 15 días", explican.
Los creadores aseguran en su web que el electrochoque es “absolutamente” seguro, ya que el amperaje –no revelado– no es suficiente para sentir dolor. Definen la sensación como aquella que se percibe al sufrir un pinchazo por culpa de la electricidad estática.
De todas formas, si la idea de recibir una descarga eléctrica le parece un precio demasiado alto a pagar por no salir a correr, existen otras tipos de regañinas disponibles. Las opciones van desde pitidos y vibraciones hasta publicaciones en Facebook con las que confesar nuestros malos hábitos en público.
La pulsera también es capaz de detectar si está en la muñeca o en el cajón. Si se comete una falta grave sin llevarla puesta, puede configurarse para que se cargue una pequeña multa a nuestra tarjeta de crédito.
Pavlok comenzó en la plataforma de crowdfunding Indiegogo, donde ha recaudado más de 50.000 dólares en apenas un día. Hasta el 30 de octubre es posible colaborar con la campaña y conseguir uno por apenas 100 euros, aunque una vez termine se podrá comprar por unos 150 euros. En cualquier caso, hasta abril no se podrá saber si funciona, ya que es el mes en el que comenzarán los envíos.
Es la hora de las tortas
El padre de Pavlok, Maneesh Sethi, es famoso por sus originales formas de aumentar la productividad. En 2012 contrató a una chica por 6 euros a la hora para que le diera una bofetada cada vez que este entraba en Facebook. El resultado, según Sethi, fue que su rendimiento se cuadruplicó.
Todo comenzó cuando Sethi descubrió que pasaba demasiado tiempo navegando por Reddit y Facebook. Mediante una aplicación comprobó que su productividad era de tan solo el 38%, y que había malgastado 19 horas de su jornada en perder el tiempo.
Gran fan de las apuestas de bofetadas, contrató a Kara como abofeteadora personal, y consiguió que su productividad pasara de apenas el 40% a un 98%. Curiosamente, Sethi no cree que fuera el miedo al dolor lo que mejoró su rendimiento. El responsable fue, según él, “añadir un componente social al trabajo": una persona con la que poder debatir y forzarse a trabajar.
Sistemas como las bofetadas o Pavlok pueden parecer crueles, pero sus desarrolladores son muy optimistas acerca de su funcionamiento. Un estudio de la Universidad de Duke ya asegura que hasta el 40% del día se pierde en hábitos involuntarios. Si este nuevo wearable realmente es capaz de modificar el comportamiento de la gente, la próxima moda podría consistir en pagar por ser electrocutado.