Muchos de los que llevan años usando el sistema operativo de Microsoft tuvieron la sensación de que la apariencia de Windows 8 era un disfraz extraño. Un sentimiento que crece al realizar alguna operación que requiera hilar fino. Es entonces cuando detrás de la interfaz Modern UI uno se topa con los viejos iconos de siempre.
Si algo demostró Steve Jobs cuando Apple lanzó la primera versión de Mac OS X es que si te lanzas a la piscina tienes que hacerlo de cabeza. Jobs impuso algo que parecía una completa locura: modificó el sistema operativo del Mac hasta tal punto que lo hizo incompatible con las versiones anteriores. Los programas disponibles hasta entonces sólo funcionaban ejecutando un simulador de los viejos sistemas Mac OS. El éxito de aquella arriesgada apuesta fue arrollador.
Microsoft quiso ser rupturista con Windows 8, aunque sólo se atrevió a modificar la interfaz gráfica, no el núcleo del sistema ,pues el problema de Windows es precisamente su mayor fortaleza: lo usan desde los early adopters dispuestos a sacrificar todo el tiempo que haga falta en aprender a usar una tecnología hasta usuarios que no se pueden permitir que una de sus herramientas de trabajo se convierta de la noche a la mañana en algo exótico. Piensen en el personal sanitario de un centro de urgencias trabajando con un PC para comprender al tipo de gente al que nos referimos.
Esta clase de usuarios, a los que algunos tachan con cierta inconsciencia de conservadores, no eran ni de lejos tan numerosos entre los que usaban un Mac en 2001. Por eso Steve Jobs pudo rediseñar desde cero Mac OS. Para Microsoft es imposible hacer algo así, por lo que a la hora de enjuiciar cualquier versión de Windows hay que tener presente la enorme variedad de usuarios que lo usan. Ningún otro sistema operativo puede compararse en este sentido a Windows.
Las nuevas características de Windows 10
Hemos pasado varias horas trabajando con la versión preliminar de Windows 10. La primera sensación que se tiene tras instalarlo y usarlo los primeros minutos es que no estamos ni ante un lavado de cara ni de Windows 8 ni de Windows 7. A simple vista parece más bien una mezcla equilibrada de ambos sistemas con algunas novedades. No muchas, por cierto. La sensación, curiosamente, persiste según van pasando las horas y vamos descubriendo las nuevas características.
La principal novedad que trae esta versión preliminar de Windows 10 es que el menú de inicio ha vuelto. Los que pasen de Windows XP y Windows 7 a Windows 10 se sentirán cómodos con él. Aunque ahora incorpora un panel de accesos directos a aplicaciones con diseño Metro. Una función que nos parece bien desarrollada.
En cualquier caso, los que se hayan adaptado a la interfaz de Windows 8 pueden seguir usándola. Aunque, eso sí, hay que rebuscar bastante entre las opciones del sistema para poder volver a ella. De hecho, el sistema nos pide introducir nuestra contraseña de usuario para hacer ese cambio. Cuesta bastante entender tanta complejidad para hacer algo tan básico. Veremos si Microsoft permite en la versión definitiva de Windows 10 que sea más sencillo pasar de una interfaz a otra en un ordenador.
El cambio de interfaz se producirá automáticamente en los híbridos de ordenador y tableta, como son las Surface de Microsoft, cuando quitemos o pongamos el teclado. Es la denominada función continuum. Algo que, como otras funciones anunciadas, no hemos podido comprobar de momento cómo funciona.
Organizando las 'apps' y ventanas abiertas
Otra función nueva en Windows, y bastante práctica, es la posibilidad de ver en miniatura todas las aplicaciones abiertas pulsando en un icono de la barra de tareas. De esa forma podremos pasar fácilmente de una a otra o cerrar las que queramos. Una característica idéntica a lo que sucede en Mac OS cuando pulsamos la tecla F3.
Esta función de Windows 10 logra que tengamos que activar con menos frecuencia el administrador de tareas. De hecho, no lo hemos echado para nada en falta, aunque este aparece, como siempre, si pulsamos las teclas de Control,Mayúsculas y Escape.
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Al pulsar sobre el mismo icono que nos da paso a esa función también podemos crear y acceder a distintos escritorios. Como en Mac OS. Aunque esa característica se dejó ver por primera vez en algunas distribuciones de Linux. Eso sí, el uso de varios escritorios en esta versión de Windows nos ha parecido un tanto confuso. Esperemos que sea una de las cosas que se pulan en la versión final.
También nos ha parecido bastante útil la posibilidad de organizar las distintas ventanas que tengamos abiertas con tamaños similares arrastrándolas a los bordes del escritorio. Algo que ayuda a poner un poco de orden cuando se trabaja con varios programas a la vez.
Por cierto, esto vale también para las aplicaciones creadas con el diseño de Metro, pues estas ahora no se ejecutan forzosamente a pantalla completa. Aunque en esta versión preliminar hemos notado cómo algunas de estas aplicaciones mostraban un aspecto extraño al verlas en una ventana.
Otra función claramente inspirada en Mac OS es la de búsqueda, que nos permite buscar mediante el teclado cualquier cosa en el ordenador y realizar búsquedas en internet usando Bing, el buscador de Microsoft. Exactamente igual a como funciona el Finder en Mac OS X Yosemite.
Lo más importante, lo que no hemos probado
Lo que no será posible ver hasta 2015 es la característica más importante que trae Windows 10: la integración total entre dispositivos. El año próximo Windows Phone desaparecerá y será sustituido por Windows 10. Es entonces cuando Microsoft habrá logrado lo que ni Apple ni Google han podido alcanzar: que un mismo sistema operativo pueda funcionar en ordenadores, tabletas y teléfonos móviles.
Respecto a si Windows 10 supone un paso atrás o un paso adelante, nos inclinamos más por lo segundo que por lo primero. El nuevo sistema parece solucionar los problemas creados por intentar dejar de lado Microsoft a los que trabajan, crean o se divierten usando el ratón y el teclado.
El pánico que se desató en Microsoft al ver cómo los móviles y las tabletas restaban protagonismo al ordenador les hizo patinar, concebir un sistema operativo pensado para pantallas táctiles instalado en millones de ordenadores sin pantalla táctil. El PC clásico, por mucho que algunos lo den por muerto, sigue bastante vivo.
Si los pasos que da Microsoft en los próximos meses siguen yendo tan bien encaminados como lo que hemos visto en esta versión, Windows 10 terminará siendo uno de los mejores sistemas operativos que se hayan realizado. A propósito, por si alguien se lo pregunta: la temida pantalla de la muerte no ha hecho acto de presencia en nuestra prueba. Esperemos que Microsoft la haya matado de una vez por todas. Eso sí que sería histórico.
El Confidencial