Se acercan las Navidades, y con ellas la masiva presencia de crustáceos en nuestra dieta. Pero ese inconsciente gesto de alargar la mano y escoger de entre todas las gambas de la fuente las de un color rojo intenso, que automáticamente asociamos a ejemplares saludables y sabrosos, podría no ser el más recomendable. Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) del CSIC y de la Universidad Autónoma de México, acaban de publicar un trabajo en PloS One en el que afirman que la presencia de cobre podría se la causa de esta llamativa tonalidad.
Andrés Barbosa, ecólogo e investigador del MNCN, explica que «como en todos los crustáceos, el color rojo se debe a la presencia de carotenoides, en este caso de astaxanthina, que incorporan a su organismo a través de la dieta, del fitoplacton que comen. Sin embargo, al investigar con los químicos mexicanos las funciones de los carotenoides en los animales y las interacciones moleculares que se producen, observamos que la presencia de cobre hacía que la astaxanthina se volviese más roja».
Bloquear los metales pesados
Los carotenoides, como la astaxanthina, son antioxidantes cuya misión es eliminar los radicales libres y bloquear los metales pesados para evitar que se unan a moléculas biológicas y causen daños en el organismo. Por ello su papel es tan importante para mantener un óptimo estado de salud. Hasta ahora, se pensaba que una intensa coloración roja en los crustáceos, era sinónimo de una correcta alimentación del animal y de un buen estado de salud de este. Pero durante uno de los experimentos que los investigadores llevaron a cabo con las gambas, comprobaron que el grupo de crustáceos al que se le había añadido una concentración baja de cobre tenía una coloración mucho más intensa que el grupo de control al que no se le aumentó la concentración de este metal.
Barbosa deja claro que «esto no quiere decir que todas las gambas con un color rojo más intenso implican automáticamente una mayor presencia de cobre». Hasta ahora, solo el acceso a una dieta rica dieta en carotenos explicaba el tono más vivo de unos ejemplares frente a otros. A partir de este estudio, «hay que plantearse que ese color puede deberse también a la presencia de cobre. Pero el problema es que, de momento, no sabemos cómo diferenciar si ese apetecible color se debe al saludable fitoplacton que ha consumido la gamba, o a la presencia del no tan saludable cobre. Dicho de otra manera, las gambas más pálidas, seguro que no tienen el metal, pero tampoco los beneficiosos carotenos».
ABC