Los ministros de Asuntos Exteriores de 31 países árabes e islámicos, junto con los secretarios generales de la Liga Árabe, la Organización de Cooperación Islámica y el Consejo de Cooperación del Golfo, condenaron las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sobre el llamado "Gran Israel", considerándolas un grave desprecio por el derecho internacional y una amenaza directa a la seguridad nacional árabe, la soberanía estatal y la seguridad regional e internacional.
También condenaron la aprobación por parte del ministro israelí Bezalel Smotrich del plan de asentamiento en la zona E1 y sus declaraciones rechazando la creación de un Estado palestino.
Subrayaron que esto constituye una flagrante violación del derecho internacional y un ataque al derecho del pueblo palestino a establecer su Estado independiente en las fronteras del 4 de junio de 1967, con Jerusalén ocupada como su capital.
Egipto reiteró su "rechazo categórico a estas políticas de asentamiento y a las reprensibles declaraciones emitidas por funcionarios del gobierno israelí, que incitan al odio, el extremismo y la violencia", y reiteró su advertencia a Israel contra "sucumbir a creencias delirantes sobre la liquidación de la causa palestina y la encarnación del llamado Gran Israel, algo que no se puede aceptar ni permitir".
Egipto afirmó que "las tendencias expansionistas de Israel son totalmente contrarias a los incansables esfuerzos regionales e internacionales encaminados a establecer una paz justa, duradera y amplia en Oriente Medio entre todos los pueblos de la región", y enfatizó que "cualquier intento de liquidar la causa palestina mediante planes de desplazamiento, confiscación de tierras y construcción de asentamientos seguirá siendo un intento desesperado, condenado al fracaso".
Egipto reiteró su afirmación de que "no hay alternativa a la implementación de la solución de dos Estados y el establecimiento de un Estado palestino de conformidad con los principios del derecho internacional y las resoluciones pertinentes de la ONU para lograr la paz y la seguridad en Oriente Medio", y señaló que "la continua aplicación por parte de Israel de políticas que rechazan la adopción de la paz en la región y su insistencia en adoptar políticas extremistas es la principal fuente de inestabilidad en la región.