El semanario Der Spiegel dedica la portada de hoy a la denominada Operación secreta Sansón. Dentro, un largo reportaje revela que los Gobiernos alemanes saben desde hace años que Israel dota a su armada con misiles de capacidad atómica. El ex secretario de Estado Lothar Rühl y el exfuncionario de Defensa Hans Rühle han confirmado a la revista que estas prácticas son bien conocidas en Berlín. Rühle dice además que él mismo ha hablado de ellas con militares israelíes. Documentos del ministerio de Exteriores confirman que Alemania está informada sobre el programa atómico de Israel desde 1961. Berlín no lo comenta públicamente.
El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, dijo a los reporteros alemanes que su país “pude estar orgulloso de haber asegurado la supervivencia del Estado de Israel desde hace muchos años”. Según Der Spiegel, Alemania ya ha entregado a Israel tres submarinos de la clase Dolphin, una versión muy modificada del u-boot 209. Este tipo de submarino con motor diesel-eléctrico es desde hace décadas un notable éxito exportador alemán y sirve en armadas de una docena de países. Jerusalén ha acordado la compra de otros tres submarinos Dolphin, el próximo de los cuales zarpará a Israel a finales de este año. Lo más probable es que Israel haya montado en sus submarinos misiles de crucero basados en el proyectil Popeye Turbo. Son de producción propia. Podrían transportar ojivas de 200 kilos a distancias superiores a 1.500 kilómetros.
Der Spiegel explica que Alemania está ayudando así a que “Israel disponga de un arsenal nuclear flotante”. Al parecer, el Gobierno de Benjamín Netanyahu se está planteando encargar otros tres buques más. La compra del último de los seis, que se entregará en 2017, se ha cerrado hace poco tiempo. El contribuyente alemán sufraga este sexto submarino con 135 millones de euros, un tercio de su valor. Según se ha informado hoy, la canciller federal, Angela Merkel, puso varias condiciones para firmar la venta. Israel debe frenar su política de asentamientos en los territorios palestinos y permitir la construcción de una depuradora en la franja de Gaza que también ha de ser financiada con dinero alemán.
En abril, el premio Nobel de literatura Günter Grass publicó un poema en EL PAÍS donde acusaba a Israel de amenazar la paz mundial y de plantearse un “primer ataque” contra Irán que podría “exterminar al pueblo iraní”. Por eso pedía que Alemania no venda submarinos a sus aliados israelíes.