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Lunes, 29 Julio 2013 21:04

La monarquía es una una forma de gobierno inmortal Destacado

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La monarquía, una forma de gobierno inmortal

La duquesa de Cambridge, Catalina Middleton, esposa del príncipe Guillermo, nieto mayor de la reina de Inglaterra, Isabel II, dio a luz a un niño. Su hijo es el tercero en la línea de sucesión de la corona británica.

 

El interés de la comunidad internacional hacia el niño, que debería subir al trono británico en un futuro, hace reflexionar sobre el fenómeno de las monarquías en el mundo contemporáneo, así como sobre sus ventajas y desventajas.

Las monarquías viables

Podemos calificar de viables unas 15 monarquías constitucionales en Europa y la monarquía japonesa, que basan su legitimidad en la tradición histórica y son de carácter simbólico y representativo. Además, están las monarquías en los países de Oriente Próximo donde el poder del monarca se convirtió, de hecho, en un negocio que al inicio fue petrolero y con el paso del tiempo se diversificó. Se las podría calificar como monarquías de negocios.

Debido a las tradiciones islámicas y un gran número de los sucesores a la corona, la situación en Oriente Próximo recuerda la época del Imperio Romano, donde el sucesor directo subía al trono muy raramente. Los clanes de la familia imperial y los propios emperadores solían elegir al sucesor más oportuno de las ramas colaterales de la dinastía.

Las monarquías de Oriente Próximo no son representativas como las europeas, su poder se basa en el dinero que desempeña el papel más importante a día de hoy.

Otras monarquías ocupan una posición intermedia entre los dos tipos enunciados del poder heredado. Existen las monarquías de distinto tipo, como la teocrática en el Vaticano o las usurpadoras como el régimen del emperador Bokassa I en la República Centroafricana, que cambió el nombre del Estado por el de Imperio Centroafricano.

Pero el Vaticano es un caso excepcional y las monarquías dictatoriales no son viables.

Están también las monarquías disimuladas en las que el poder se hereda bajo la cobertura de las elecciones democráticas. El ejemplo típico de un régimen así es Siria, donde el actual presidente del país heredó el poder de su padre. Tales monarquías son inviables en la perspectiva histórica. Más tarde o más temprano se deberá reconocer oficialmente la sucesión del poder o renunciar a esta forma de gobierno.

Las ventajas de las monarquías actuales

No hay ninguna monarquía en que se elija al presidente, con un sistema de gobierno presidencial. Es lógico. El presidente asume el papel de monarca, pero es temporal –elegido- a diferencia del heredero de la corona.

Por su lado, los monarcas también ejercen funciones del presidente estando por encima de la política, pero en situaciones críticas pueden desempeñar un papel de arbitraje, aunque no gozan del poder real para ser capaces de cambiar el desarrollo de los acontecimientos. Mientras, en varios casos, la opinión del monarca es muy importante.

Así fue, por ejemplo, en España en 1981, cuando los militares armados irrumpieron en el Congreso y tomaron como rehenes a los diputados exigiendo que les traspasasen el poder. El rey Juan Carlos I les exhortó a permanecer fieles a la Constitución y rendirse. Y le obedecieron.

Durante el pasado fin de semana, cuando el rey Alberto II de Bélgica abdicó a favor de su hijo Felipe, muchos recordaron que el monarca saliente había ayudado a superar la crisis de vacío de poder que duró casi un año y amenazaba con dividir el país en dos partes: la septentrional, o flamenca (cuyos habitantes hablan el holandés y tienen preferencias hacia Holanda); y la meridional, la de la Valonia francófona. Alberto II podía dirigirse a sus súbditos, pero sin tener otros poderes. Y esto fue suficiente.

En general, el sistema parlamentario de gobierno es más democrático que el presidencial, aunque sólo sea porque se basa en el principio de colaboración de poderes. Y en caso de que se mantenga un control moral sobre la democracia parlamentaria, se puede dar por bueno el sistema.

En las monarquías empresariales de Oriente Próximo se puede calificar como positivo lo que el monopolio del Estado obstaculiza el desarrollo de la competencia interna y todo su potencial está dirigido a la lucha competitiva en los mercados internacionales.

Las desventajas de las monarquías

La primera desventaja de las monarquías es evidente: es necesario destinar enormes recursos para mantenerlas. Por ejemplo, la ceremonia de abdicación y traspaso de poderes, celebrada en Bélgica el pasado 20 de julio, costó unos 500.000 euros. Los contribuyentes británicos gastan 60 millones de dólares anualmente para mantener a su monarquía.

La información sobre los gastos para el mantenimiento de las monarquías asiáticas y africanas no sale a la luz pública, pero está claro que las cifras son mayores. 

Otra desventaja del poder heredado es el mismo principio de este poder. El poder ilimitado suele distorsionar el juicio y pervertir la autoridad más tarde o más temprano. Y a muchos les irrita que alguien asuma el poder sólo porque pertenece a la dinastía real.

Si anteriormente se consideraba que así era la voluntad de Dios, los fundamentos de esta fe se sacudieron desde la época de la Revolución Francesa.

El lema ‘Libertad. Igualdad. Hermandad’, de hecho, encubría una protesta instintiva contra el poder heredado. Los revolucionarios la concretaron en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Esta tesis está presente en las Constituciones de todos los países democráticos y le apoyan muchas más personas de lo que podría parecer, porque la propia humanidad nació en la lucha competitiva por la existencia y cualquier restricción de la competencia es antinatural.

En las monarquías empresariales de Oriente Próximo el monopolio de Estado tiene las mismas desventajas que cualquier otro monopolio. El sector de negocios prefiere la competencia a la regulación.

La monarquía logró sobrevivir

Durante los últimos tres siglos de la historia mundial, la monarquía –el sistema de Gobierno tradicional de la Edad Media- vivió tiempos difíciles. Parecía que la Revolución Francesa puso fin a esta forma de gobierno, al ejecutar al rey Luis XVI y su esposa María Antonieta en 1793. Pero desde ese momento pasaron 80 años hasta que Francia se convirtió en la República, al sobrevivir a dos emperadores ‘sobrevenidos’, Napoleón I y Napoleón III, y a dos reyes que fueron herederos legítimos de la dinastía imperial, Luís XVIII y Carlos X.

En resultado de la lucha contra la monarquía en Francia, apareció la nueva dinastía imperial en Suecia: la Casa Real de Bernadotte que sigue reinando a día de hoy.

La monarquía como forma de gobierno estuvo al borde del colapso en reiteradas ocasiones, pero se reanimó posteriormente y logró sobrevivir. A día de hoy, se observa un creciente interés hacia la monarquía.

En 1975, se restableció la monarquía en España. Y a principios de este siglo, los descendientes de la dinastía real italiana recibieron el permiso de regresar a Italia.

El rey búlgaro Simeón II que vivió en exilio ganó las elecciones parlamentarias en Bulgaria y ocupó el puesto de primer ministro del país en el período de 2001 a 2005.

El presidente de Rumanía, Traian Basescu, estudia la posibilidad de convocar un referéndum sobre el restablecimiento de la monarquía en el país.

La monarquía es inmortal por la misma razón por la que la derrocaron. Al ser humano le disgusta no tener opciones donde elegir. Esto se refiere a la forma de gobierno, entre otras cosas, incluso si se trata de la elección entre la democracia y la monarquía.

Las monarquías del mundo

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