RBA Ediciones, dueña de la publicación satírica, decidió el miércoles destruir 60.000 ejemplares de la revista recien impresos que se abrían con un chiste sobre la monarquía (como en tantas otras portadas durante los últimos años).
La portada vetada mostraba al Rey pasándole una corona maloliente al príncipe Felipe. A cambio, la revista apareció ayer en el kiosko (con un día de retraso) con una caricatura del político Pablo Iglesias en portada.
¿Presionó Zarzuela a RBA? ¿Estamos ante un zarzuelazo o ante un ejemplo de censura empresarial? Esa es ahora la otra gran cuestión. No obstante, en cualquiera de los dos supuestos, estamos ante un caso de a) censura/miedo a las críticas a la corona en plena sucesión y b) el fin de una publicación satírica histórica.
El fin de El Jueves, sí, por dos motivos:
Primero: Aunque la revista se siga publicando, lo hará capada de sus señas de identidad: Albert Monteys, penúltimo director de El Jueves,confirmó a El Confidencialque RBA dijo lo siguiente a la redacción esta semana: "La propiedad avisó de que en las próximas semanas no podría aparecer el Rey en las portadas de El Jueves". Por explicarlo de un modo gráfico: un ejemplar de El Jueves sin caricaturas sobre el Rey es como un ejemplar del Marca sin noticias sobre el Real Madrid. El acabose.
Segundo: Sus principales dibujantes y creadores han respondido a la censura abandonando el barco en masa como medida de protesta. Tomen nota: Albert Monteys, Manuel Bartual, Bernardo Vergara, Manel Fontdevila y Paco Alcázar confirmaron ayer que no trabajarán más para El Jueves.
El escritor Isacc Rosa, colaborador habitual de la publicación, se sumó al grupo. Sin sus firmas de referencia, la revista pierde gran parte de su sentido. "La decisión de RBA ha sido absurda y va en contra del espíritu de El Jueves. Si la cosa no cambia, no le veo sentido seguir", afirmó Paco Alcazar.
"Esto era cuestión de tiempo. Estaba cantado que RBA no querría enemistarse con el poder y menos con la Casa Real. Quieren una visión de la realidad en la que todo es magnífico", aseguraron a este periódico fuentes de la redacción.
La abdicación real, por tanto, ha hecho buenas una vez más las inmortales palabras de Alfonso Guerra: "El que se mueva, no sale en la foto". Larga vida al rey, pues.