Cumpliendo los designios que su propio nombre le imponía, la última obra de Banksy, «Spy booth» («Cabina espía») ha estado rodeada de rumores desde su aparición.

El pasado mes de abril, Cheltenham, al oeste de Inglaterra se despertaba con una sorpresa. Sede del centro de escuchas británico GCHQ (y foco de las revelaciones de Snowden), una de sus casas amanecía con un mural que muestra a unos hombres vestidos con gabardinas y gafas oscuras junto a una cabina de teléfono con unos artilugios para escuchar conversaciones.

Enseguida señalaron al artista callejero como autor de la obra, sin embargo no fue hasta un tiempo después cuando Banksy reconocía que era su creador.

Apenas un mes después, los rumores acerca del futuro de «Spy booth» vuelven a desatarse con la presencia de un andamio que cubría la totalidad del mural. Y, finalmente, se confirma que será retiradopor parte de la empresa propietaria de los andamios, Q Scaffolding.

Entre hoy y el domingo la citada compañía finalizará los trabajos con el fin de que la obra pueda ser subastada el próximo mes de julio en Londres. El portavoz de Q Scaffolding, John Joyce, ha afirmado a la BBC que el propietario de la vivienda recibió un dinero, aunque la cantidad exacta no ha sido revelada, para que las piezas pudieran ser quitadas de la pared.

Al parecer los vecinos no están a favor de que se retire la obra de Banksy, que en los últimos meses ha atraído a muchos curiosos. Esa resistencia ha provocado una serie de tensiones que han forzado la presencia policial ante la vivienda.

ABC