Los inconformes entregaron un escrito al embajador, Hans-Christian Kint, en el que revelan que durante más de 30 años ese espacio, ubicado en la calle de Lago Alberto, colonia Granadas, ha sido ocupado para desarrollar actividades deportivas y de sano esparcimiento para la comunidad.
Señalaron que la modificación que pretende realizar la cervecera, que fue comprada por una compañía de origen belga en el año 2013, resulta “preocupante”, sobre todo ante la emergencia medio ambiental que padece la Ciudad de México, y frente a la cual se requiere la contribución de todos los sectores de la sociedad, incluida la Iniciativa Privada.
Además, agregaron, que la deforestación en medio de una zona urbana es incongruente con la función que promueve la empresa a favor del medio ambiente a través de redes sociales como parte de su programa Voluntarios Modelo.
También denunciaron que las obras que llevan a cabo en el predio no cuentan con permiso, según lo han documentado a través de la delegación Miguel Hidalgo, en sus oficinas de información pública.
La Jornada