“¡El de la camisa de cuadros, ese tampoco me deja ver!”, repite la mujer desesperada. “Señora, pero este no tiene sombrero”, le contesta un hombre ante las risas de todos.
El cierre de campaña para el PRD se tornó el miércoles por la tarde en una explosión de colores, fundamentalmente amarillo, el que identifica al partido de la izquierda mexicana; y naranja, el de la plataforma Movimiento Ciudadano. La música de una caravana animó la fiesta desde las cuatro de la tarde, hora en la que los partidarios del candidato Andrés Manuel López Obrador comenzaban a concentrarse en el Paseo de la Reforma, la avenida más emblemática de la ciudad. El acto programado incluía una marcha hasta el centro histórico capitalino, donde estaba prevista la celebración del último mitin de campaña antes de las elecciones del domingo.
Pero fueron muchos los que tras recorrer el camino agitando banderas y en medio de cantos como “es un honor estar con Obrador” o “presidente, presidente” no lograron alcanzar la meta. Cualquiera de las entradas a la plaza quedó bloqueada por la marea humana que quiso acompañar al candidato antes de que este apareciese en escena. Durante esta última tarde de campaña, en la que la lluvia respetó al político, los carritos de helado y los vendedores de mango con chile hicieron su agosto en la capital. Varios agentes de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, gobernado por el PRD, calculaban a pie de calle una afluencia de 200.000 personas.
A varias calles del zócalo, otra gran multitud se concentraba frente a la pantalla instalada junto a Bellas Artes. “¡Voy a bajar los impuestos de las gasolinas!”, clamaba López Obrador. Y el auditorio enloquecía.
Durante la marcha, en la que la presencia de miembros del movimiento #YoSoy132 fue tan solo anecdótica, hubo también espacio para los desencuentros, cuando varios manifestantes afearon al fundador del Partido de la Revolución Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas, que entrase en un edificio de Reforma en vez de seguir la marcha hacia el Zócalo. Un incidente que no logró aplacar el ambiente festivo de un acto en el que Miguel Ángel Mancera, candidato a la Presidencia del Distrito Federal y primero en las encuestas, también fue coprotagonista.