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Sábado, 12 Mayo 2012 01:18

Francisco Morales Aceves: Contralor descontrolado en el Ayuntamiento de Guadalajara Destacado

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(28/ENE/2012). Apenas corre el tiempo de las precampañas y ya los hombres del poder se vuelcan con todos los recursos a su alcance a favor de sus jefes políticos. No es distinto en Guadalajara, donde el contralor Francisco Morales parece dispuesto a quemar hasta el último voto por la causa de Jorge Aristóteles Sandoval.

Muy al estilo del viejo PRI, Francisco Morales Aceves, contralor de Guadalajara, hace campaña en su dependencia a favor del candidato de “unidad” a la gubernatura de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, y promueve que sus subordinados vayan a respaldarlo en manifestaciones públicas y afilien a votantes a través de la estructura partidista MAS por Jalisco, Fuerza Ciudadana. Confiado en su cercanía con Aristóteles, Morales Aceves protege al menos a cuatro de sus colaboradores que cobran en la contraloría y en el Congreso del estado. Dirigente estatal de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), diputado federal y local priista y director de Procesos Legislativos en el Congreso estatal del 1 de febrero al 31 de diciembre de 2010, Morales Aceves asumió su actual cargo el primer día de 2011. A su llegada redujo sueldo de empleados de la contraloría municipal y hasta les niega vacaciones, lo que provocó que el excolaborador de la dependencia José Armando Solís Rodríguez presentara el 13 de diciembre una solicitud de juicio político contra él en la legislatura local. El 6 de abril de 2011 el contralor envió una misiva personalizada a todos sus subordinados para que asistieran “el 9 de abril, a partir de las 13 horas, a una convivencia” en una granja del director de Auditoría Administrativa, Ramiro Soto Aldrete, donde contaría con “la distinguida presencia del C. presidente municipal, Mtro. Jorge Aristóteles Sandoval Díaz”. En la carta se menciona que “el propósito fundamental de la reunión es el fortalecimiento de nuestra amistad para enriquecer las relaciones de trabajo, elevar la productividad y la eficiencia”. Aclara que “la mejor noticia será su compañía en el evento; su inasistencia, que no la deseamos, la entenderemos y comprenderemos respetuosamente”. Conocedor de los usos políticos, la mayoría del personal interpretó esta frase como un aviso de que en realidad la asistencia es obligatoria. De hecho, a los funcionarios de la dependencia que trabajan el fin de semana se les dijo que tenían que ir “aunque sea un rato”, sobre todo porque deben llevar a sus compañeros que no tienen auto en los vehículos oficiales, pues la granja está en la calle Liberación 51, después de Periférico Norte, en el poblado La Experiencia, de donde es originario Morales Aceves. El destinatario de una de las cartas de invitación al acto, José Armando Solís Rodríguez, señala que el propósito fundamental de la reunión “no se concretó. En su lugar se suscitó una gran borrachera con grandes cantidades de comida, artistas del Canal 4, peleas de gallos, música… En resumen, una gran pachanga. Al tomar la palabra Morales Aceves para agradecer la asistencia, dijo: ‘En noviembre estaré en campaña’. Me pregunto quién pagó dicho evento. ¿Por qué se utilizaron vehículos oficiales para transportar personal de la Contraloría?”. Recalca Solís que es muy claro el reglamento del uso de vehículos oficiales: “En el artículo 84, se estipula que son obligaciones de los servidores públicos  preservar el vehículo, utilizándolo sólo para los fines oficiales estipulados y dentro de los horarios de trabajo que se le sean señalados”. Otra anomalía con que se topó fue cuando “le dije (a Ramiro Soto) que iba a hacer un padrón para apoyar a Aristóteles si se lanza a la gubernatura, luego luego me dijo: ‘Ten, recaba firmas’. Y me dieron el formato de la organización “MAS por Jalisco, Fuerza Ciudadana. Contigo Somos Más”, refiere Solís. Recalca el quejoso que no fue al único de la dependencia que le entregaron el formato, y había algunos de sus compañeros que prácticamente se veían obligados a llenarlos. En el formato, además de los datos personales del “promotor” y del posible interesado en unirse a la “causa” aristotélica, se colocó la leyenda: “Estimado amigo: Porque Jalisco necesita de ti y de todos los ciudadanos que creemos en la consolidación del cambio, con rumbo y con honestidad, estamos haciendo un directorio con nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y la gente que sabemos esta (sic) con nosotros”. En las instrucciones del formato se indica: “Acércate a tu familia, vecinos y amigos, e indícales que tenemos interés en comunicarnos con ellos”. Asimismo se pide que elija cualquiera de las tres opciones “en que te gustaría ayudarnos: casillas, movilización o en que (sic)”. Agrega Solís Rodríguez que en su afán de adherir a más personas, “de un día para otro me hicieron auditor. Yo hablé con el jefe, Ramiro Soto, y le dije que yo no sé absolutamente nada de auditoría. Me dijo: ‘No te preocupes, el contralor va a estar muy bien para las próximas elecciones y a todos nos va a ir bien’. Yo le contesté: ‘¿Y eso qué tiene que ver?’ De todas formas me mandó auditar el Patronato del Centro Histórico”. Admite que no él, sino el contador Juan Carlos Arreola, fue quien realizó ese trabajo: “Fue demasiado trabajo y (el contador) apenas gana 5 mil pesos al mes. Los que en verdad trabajan ganan una miseria; Morales Aceves percibe 80 mil pesos y casi no se para a la oficina”. Los aviadores

Francisco Morales Aceves renunció a su cargo como director de Procesos Legislativos en el Congreso del estado en diciembre de 2010 para poder integrarse como secretario de la Contraloría de Guadalajara a partir del 1 de enero del año pasado, en la administración de Jorge Aristóteles Sandoval. Morales Aceves quiso que algunos integrantes de su equipo en el Congreso lo apoyaran en la Contraloría, pero ellos no renunciaron a sus cargos y simplemente aparecieron en la nómina municipal, donde cobran sin trabajar realmente desde enero de 2011. Entre ellos se menciona a Andrés Carlos Roca Hernández, quien en el Legislativo es asesor de diputados y en el ayuntamiento aparece como jefe de la unidad departamental de Inspección y Vigilancia. Ambos puestos le generan ingresos mensuales de 60 mil 528 pesos. Otro más es Fernando López López, también asesor, y que en el municipio es colaborador A; por sus dos puestos recibe 39 mil 778 pesos al mes. Otro presunto aviador es José Arturo Galván Ceja, quien en la nómina del Congreso aparece como analista y en la municipal como jefe de departamento C. Por las dos plazas tiene ingresos mensuales de 42 mil 422 pesos. En tanto que Mónica del Rosario Aguirre Miranda se desempeña como secretaria de departamento en el Congreso y en el ayuntamiento es colaboradora A. Sumando los sueldos, cobra 28 mil 616 pesos al mes. José Armando Solís comenta: “Cómo es posible que se lleve a sus cuates que están de aviadores en el Congreso y todavía se los lleva a la Contraloría. Me pregunto a cuántos más tendrá en igual situación”. Afirma que Morales Aceves permitió que llegara más personal, pero “los que realmente hace el trabajo son los de antes. Ahora la gente del contralor va a trabajar menos porque van a andar en la campaña abiertamente. Y lo más grave es que hay aviadores, entre ellos los cuatro que le mencioné, que cobran en los dos lados”. Subraya que ninguno podría cumplir con ambas funciones y ejemplifica que en el caso del asesor legislativo Fernando López, éste si “es director operativo de supervisión en la Contraloría, donde se trabaja todos los días, mañana, tarde y noche, no puede tener otro trabajo. Además, tampoco en el Congreso trabaja”. Añade que López tiene base en el Poder Legislativo y “promovió un juicio contra el Congreso porque lo habían corrido por flojo”. Según el entrevistado, desde que las cuatro personas anteriormente mencionadas ingresaron en enero de 2011 a la Contraloría, “quitaron las tarjetas para checar y nos obligaron a anotarnos en una hoja de control de asistencia, en la cual se especifica solamente hora, nombre y firma”, todo para que no quedara registro de sus faltas. Solís muestra a la reportera una de las hojas de control de asistencia. Corrupción

Solís Rodríguez, de 65 años, fue despedido el 15 de junio de 2011, tras únicamente año y dos meses en la Contraloría. “Sólo con tres días de anticipación me enteré de que ya no tenía trabajo”, dice. A medio año de esto, no consigue otro empleo. “Por mi edad”, comenta. Ante esta injusticia, el afectado presentó una solicitud de juicio político en contra de Morales Aceves el 13 de diciembre pasado y al día siguiente la ratificó. “Intenté hablar con los diputados, pero no les interesa. Esto no se vale. Los diputados están para cuidar el dinero de los ciudadanos, pero todos andan en campaña”. Después entregó copia de su solicitud al panista Abraham González Uyeda, al verde Enrique Aubry de Castro Palomino y al perredista Raúl Vargas. En este documento Solís relata que en enero de 2011, cuando Morales Aceves asumió su puesto, les comunicó a los funcionarios de la Contraloría que sólo estaría en el cargo hasta noviembre porque se iría a una campaña política. No especificó para qué cargo, pero sus allegados comentaron al personal de la dependencia que iría para diputado o para la presidencia municipal de Zapopan, recuerda el trabajador despedido. Sin embargo, Morales Aceves sigue trabajando en el ayuntamiento y haciendo campaña por Aristóteles Sandoval. “Con ello violó el artículo 55 de la Ley de Servidores Públicos del Estado de Jalisco, en el cual se estipula que los funcionarios deben abstenerse de hacer propaganda de cualquier clase, dentro de los edificios o lugares de trabajo”, recalca. En su solicitud de juicio político, Solís Rodríguez se quejó de que el contralor le redujo su sueldo y le negó su derecho a vacaciones, violando “mis garantías individuales y la Ley de Servidores Públicos, y todo por no ser gente del contralor”. Además, detalla que el 15 de abril de 2011 a él y otros cuatro empleados se les notificó que a partir del 2 de mayo “estaríamos adscritos al departamento administrativo de la Secretaría de la Contraloría por órdenes de Francisco Morales Aceves. Desde ese día hasta el 24 de mayo estuvimos sin realizar ningún tipo de desempeño laboral, lo cual nos hacía sentir mal. Nosotros no éramos aviadores, lo único que queríamos era trabajar”. En su misiva a los legisladores Solís apunta que el despacho de Morales Aceves estaba en excelentes condiciones, pero él gastó una gran cantidad de dinero en su remodelación justo cuando “se pregonaba la austeridad”. Cuestiona: “¿Y al contralor municipal quién lo audita? Llegó y remodeló completamente oficinas, asignó sueldos altísimos para sus allegados y amigos. Los que verdaderamente trabajábamos siempre tuvimos sueldos bajos y hasta disminución del mismo hasta llegar al despido injustificado para dar cabida a personas sin ningún conocimiento de supervisión ni preparación alguna”. Solís señala que algunos inspectores cobran mordidas por permitir que los comerciantes informales se coloquen en zonas prohibidas, sobre todo en la zona centro y calles peatonales: “Todos los vendedores ambulantes pagan, desde el que vende plumas hasta el que se le ocurra. No estaba así, pero desde que llegó Morales Aceves” todo cambió. Aclara que otros inspectores son muy derechos “y a uno le pasan tips”. Uno de ellos le platicó que “el dinero de las mordidas va a dar a presidencia con (Roberto) El Chino López”, secretario general del ayuntamiento, quien maneja inspección. Al preguntársele el monto de estas operaciones, responde: “Me hablaban de cantidades enormes en mordidas mensualmente, que como se divide por zonas y subzonas, de cada zona llegan hasta 400 mil pesos, pero a mí esto no me consta”. No se puede hacer nada ante estas prácticas desde adentro: “Se supone que los supervisores deberíamos de checar eso (que no se den prebendas), pero si atrapas a un inspector recibiendo dinero salen con que ese cuate le debía dinero, cuando bien sabemos que es una mordida disfrazada”. Solís cuenta que también se les ordenaba a los supervisores que recorrieran las zonas de dos en dos, situación los inspectores aprovechaban para avisar “a los vendedores ambulantes: ‘Ahí vienen los supervisores’. Entonces es un juego, jamás se va a agarrar a nadie”.

Fuente: Proceso

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